Por: José Antonio Luna
“Una poeta integrada al plano universal”
Entre las poetas paradigmáticas del exilio destaca Rubí Arana (Masaya, 1941-) creadora de versos esotéricos y ecológicos, poemas que en la década del 60s y 70s impactaron a los críticos porque fue un cambio radical en la versificación femenina cargada de romanticismo y sublime concepción del sentido amoroso.
Hace décadas conocí-la vi una vez- a Rubí. El esplendor de su figura y su paso felino paralizaba. Fue en la casa de su familia en Managua que cruce palabras con la emergente poeta mediante su hermano Barney. La volví a ver nuevamente en Miami-año 2004- en una presentación del Festival Internacional del libro de Miami, cuando Ruby ya era la poeta paradigmática que seguía siendo recordada en Nicaragua por su famoso poema “La lluvia es Hija de Dios como todas las cosas”, que publicó la revista Ventana de León en 1962.
Desde esa época cuando eran escasas las mujeres poetas, Rubí Arana, se convirtió en una referencia obligada de la poesía femenina del exilio porque ella es un emblema. Por sí misma, su desarraigo de su país, su universalidad es un ejemplo de poeta del destierro. Viajera intrépida y especialmente cantora a la “Pachamama” símbolo de toda la existencia
Es en el exilio que Rubí cimenta y esparce su poesía y se convierte en el paradigma de poeta que “nada contra la corriente” pero que profundiza sus raíces visionando un mundo de cambio espiritual.
Rubí Arana es la poeta paradigmática que, con su poesía holística, poesía de amor profundo, poesía sanadora nos saca del letargo vivencial para convertirnos en seres eternos, “palabras palabras palabras empezando a la vida porque una palabra es primavera fuego sonido esto viene en suave bendición” … (Todo el universo bajo pequeñas flores-Homenaje a la Tierra).
Rubí, de la llamada generación del 40 en Nicaragua, es poeta paradigmática porque es el hilo invisible que, con su poesía ecológica, esotérica, exótica, humana y mística nos lleva y nos impregna en la raíz de todo: La tierra. La tierra que, como madre creadora, la tierra que como ombligo transmisor de energía atávicamente nos une a un nombre: Nicaragua.
Rubí Arana es una poeta paradigmática, porque desde el exilio: une y ata nuevas conciencias, jóvenes y viejos poetas, nuevas y viejas palabras porque “La génesis de la verdad nos deshace se mueve en el tiempo como la poesía…” (Dos en el Arca-Alter Fijo del Ego).
Ahora, Ruby reúne a su lado en Miami, a poetas jóvenes como Danilo López Román, Francisco Larios, a la académica María Augusta Montealegre y otros escritores latinoamericanos. De vez en cuando comparte con los conocidos intelectuales: poeta Horacio Peña, Dariista Jorge Eduardo Arellano y el premio Cervantes 2017 Sergio Ramírez Mercado. La poesía del exilio del sur de la florida conjuga el nombre de Rubí.
Viajera aventurera, reitero, Rubí, en su dorada primavera estuvo algunos años aprendiendo de las culturas milenarias mesoamericanas en México. También su búsqueda del Yo y de Él, la llevó a la militancia y práctica de la Masonería, escuela de enseñanzas del poder de los símbolos y de la búsqueda de la perfección ancestral. Durante todos esos años de búsqueda incesante de su ruta final Rubí fue acuñando poesía y poemas para verterlos en su etapa de madurez en un torrente continuo.
Y después de algunos años de silencio Rubí volvió a la palestra literaria de la mano de viejos amigos y algunos poetas – etapa literaria de Ventana de Fernando Gordillo y Sergio Ramírez y de algunos poetas de la “Generación Traicionada”- de la década de los 60 cuando los dos periódicos más importantes de Managua, La Prensa y Novedades tenían páginas literarias de difusión cultural y donde las generaciones de escritores publicaban profusamente.
El año pasado-2017 Rubí publicó su poemario Rubíes, una recopilación de poemas que según Judith Flores del diario La Prensa de Managua “reúne versos metafísicos y sensoriales escritos desde 1965, hasta 1999”.
Fue a partir de 1987 cuando la poeta empieza a invadir lo vida literaria del exilio con magníficos poemarios: Enmanuel 1987; In nomini filii, 1991, Homenaje a la Tierra, 2008, prologada por Sergio Ramírez Mercado. Agua sagrada, 2010, Y Alter fijo del Ego.
En su prólogo a Homenaje a la Tierra, dice el ahora premio Cervantes 2017: Estamos frente a un libro de poesía sobre la tierra, que quiere decir su propia tierra milenaria, y también la tierra universal de todos los seres humanos… Pero como los cajones de doble fondo, o las aves que necesitan dos alas para volar, este libro de Rubí se completa en dos partes: la de la tierra hosca y sagrada de Acahualinca y la de su homework, la tarea escolar que viene enseguida, y donde, otra vez, la mujer que escribe y se describe, y escribe y describe al universo, deja su huella impresa en el barro”.
Para finalizar por ahora este homenaje a Rubí-mujer-poeta. Transcribo la dedicatoria de Rubí en su poemario Agua Sagrada, Dedicatoria donde se fusionan Poesía-Energía y fe.
Dedicatoria:
La llama siniestra de bestias ilustradas no logro extinguir lo inconmensurable de Giordano Bruno. Las ignorantes hordas del fanatismo cristiano si lograron borrar el conocimiento -amor y sed-del mundo occidental quemando la Biblioteca de Alejandría. Pero nunca Hipatia, lapidada por monjes asesinos, ha muerto en la venerable y angular piedra del saber. Mas intima que mi alma los evoco junto a ese otro ser que, victima de ambiciosos poderes, los mas nefastos aparecidos en el planeta, ese ser bello en el que se cometió crimen doble de suplicio atroz y posteriormente la eliminación y suplantación de sus enseñanzas: el Maestre Jesús de Galilea, de quien aprendí la rebeldía.
A ellos dedico
Octubre 2010.
José Antonio Luna/www.escritoreslibres.org
Tampa, Florida Enero 2018