Por José Antonio Luna

-De La Larva a La Metamorfosis-

La Larva, un cuento fantástico de Rubén Darío (Metapa, 1867-León, Nicaragua, 1916) apareció por primera vez en la revista “Caras y Caretas” de Buenos Aires en 1910. Después el cuento sería publicado en la Habana, Cuba, en Santiago de Chile…narración acerca de la aparición-materialización-de una figura con cuerpo de insecto y rostro de mujer…:” Como se hablase de Benvenuto Cellini y alguien sonriera de la afirmación que hace el gran artífice en su Vida, de haber visto una vez una salamandra, Isaac Codomano dijo: -No sonrías. Yo os juro que he visto, como os estoy viendo a vosotros, sino una salamandra, una larva o una empusa”.
La Metamorfosis, (Die Verwandlung), una novela corta, fue escrita por Franz Kafka (Praga,1883-1924) en idioma alemán en diciembre de 1912, y publicada tres años después en octubre de 1915 en la revista Die weissen Blätter de Leipzig. La obra fue editada como libro en diciembre de ese mismo año por la editorial Kurt Wolff. Fue hasta 1929 que La Metamorfosis fue traducido al checo.
Así comienza la metamorfosis: “Cuando Gregorio Samsa se despertó una mañana de su inquieto sueño, se encontró en la cama, convertido en un insecto gigante. Estaba acostado sobre una espalda dura como una coraza y, si levantaba un poco la cabeza, veía su vientre abombado, de color marrón y surcado de estrías”.
En 1883, año del nacimiento de Franz Kafka en Praga, capital del imperio Austriaco-Húngaro, el nicaragüense Rubén Darío, había regresado de El Salvador a Nicaragua y se nutría de los grandes autores trabajando como bibliotecario en la Biblioteca Nacional de Managua. Para esa época el poeta ya es un joven de 16 años lleno de ansias de mundo…
Darío cuenta en su Autobiografía que el general salvadoreño, Juan José Cañas, lo animó a elegir al país suramericano para darle un vuelco glorioso a su vida. “Vete a Chile -me dijo-. Es el país adonde debes ir. Pero don Juan -le contesté-, ¿cómo me voy a ir a Chile si no tengo los recursos necesarios’. ‘Vete a nado -me dijo-, aunque te ahogues en el camino’. Y el caso es que entre él y otros amigos me arreglaron mi viaje a Chile.” Darío parte hacia Chile el 5 de junio de 1886, iniciando su cosmopolitismo que culminaría en León de Nicaragua con su muerte en 1916.
Franz Kafka, nunca se atrevió a irse de su natal Praga, aunque siempre soñó con vivir fuera de su país. Abundan en sus obras detalles de su rechazo a su vida monótona y sometida en la Praga de 1800. En fin, que Kafka era un desarraigado en su propia ciudad. Kafka admiraba a los autores españoles, italianos y latinoamericanos. No olvidemos que Kafka era judío y era de los marginados del imperio y de niño vivió en el ghetto donde habían vivido sus abuelos. Por su parte Darío admiraba a los grandes autores alemanes.
KAFKA SOÑABA CON VIVIR EN ESPAÑA
Cuando Darío era el poeta en boga en España y vivía entre Madrid y Paris, Kafka abrigaba la ilusión de dejar Praga para irse a España con su tío Alfred y quizás hasta conocer personalmente no solo a Darío sino a otros escritores que compartían mesas y tertulias con el tío Loewy y Porgés, que realmente se llamaba Alfred Lowy Porias. Su “tío de Madrid” era muy amigo de Marcelino Menéndez Pelayo quien a su vez era un admirador del poeta nicaragüense; lo había conocido durante la primera visita del joven Darío a España en 1892 con motivo del cuarto centenario del descubrimiento de América. Aprecio mutuo entre el enciclopedista y el joven bardo centroamericano, que quedó patentizada en misivas y menciones de Darío sobre su estadía en Madrid en 1898: Asistí al entierro de Castelar, escribí sobre el periodismo español, sobre el teatro, sobre libreros y editores, sobre novelas y novelistas, sobre los académicos, entre los cuales tenía admiradores y abominadores; escribí de poetas y de políticos, recogí las últimas impresiones desilusionadas de Núñez de Arce. Traté al maestro Galdós tan bueno y tan egregio, estudié la enseñanza, renové mis coloquios con Menéndez y Pelayo…
DOS SOLITARIOS TALENTOSOS
Kafka, quien soñaba con irse a vivir fuera de su entorno “creció solitario, sin apoyo materno: aparte del padre, los sucesivos embarazos de la madre le condenaron a la definitiva postergación…la soledad y la falta de afecto determinaron en Kafka un desarrollo anormal de la imaginación y, desde luego, su peculiar hipersensibilidad afectiva”.
Darío por su parte sufrió el abandono de sus padres y creció bajo la tutela de unos padrinos. “El matrimonio de Manuel García- diré mejor Manuel Darío- y Rosa Sarmiento, fue un matrimonio de conveniencia, hecho por la familia. Así no es de extrañar que a los ocho meses más o menos de esa unión forzada sin afecto, viniese la separación…Un mes después nacía yo en un pueblecito o más bien una aldea, de la provincia, o como allá se dice departamento, de la Nueva Segovia, llamado antaño Chocoyos y hoy Metapa”.
En otra parte de su autobiografía dice Darío: “A todo esto, el recuerdo de mi madre había desaparecido. Mi madre era aquella señora que me había acogido, doña Bernarda Sarmiento de Ramírez cuyo marido-el coronel Félix Ramírez- había ido a recogerme a Honduras”. Darío fue traído por su padrino a la ciudad de León, de Nicaragua cuando apenas caminaba. El poeta considero siempre al militar su padre, Ramírez murió cuando el joven Darío no alcanzaba los cinco años. Escribió Rubén: “Por él aprendí pocos años más tarde a andar a caballo, conocí el hielo, los cuentos pintados para niños, las manzanas de California y el champaña de Francia. Dios le haya dado un buen sitio en alguno de sus paraísos”.
EL TIO ESPAÑOL DE KAFKA
El tío Alfred, siendo un jovencito se había ido de Praga a vivir a España donde murió en 1923 siendo el “director de la Compañía de explotación de los ferrocarriles de Madrid a Cáceres y Portugal y del Oeste de España”. Los judíos españoles habían acogido bien al tío de Franz- por la rama materna- y Alfred aprovechando la oportunidad, hizo carrera en su país adoptivo y se vinculó con empresarios e intelectuales connotados como don Marcelino Menéndez Pelayo.
Kafka anhelaba vivir a Madrid con el apoyo de su tío, proyecto que no pudo realizar porque no se atrevió a irse solo a probar fortuna y porque su tío nunca se decidió a acogerlo quizás porque sabía que el sobrino sería una carga económica o una inversión demasiada costosa para su bolsillo. Pero este interés por emigrar del joven escritor, lo convirtió en un acucioso lector de autores españoles y americanos y un turista acucioso que tomó nota de todo lo que vio y vivió en sus cortos viajes por Italia, Paris Alemania y Suiza.
DARÍO VISITA ITALIA Y ALEMANIA
Darío había recorrido Italia en la época que Kafka estuvo en el norte de ese país convaleciendo de una enfermedad. El verano de 1904 Darío recorre varias ciudades de Alemania, Austria, Hungría Bélgica, y escribe unas crónicas de viaje que el tituló: En la tierra de las brumas. Narraciones que fueron publicadas el periódico La Nación de Buenos Aires del que fue corresponsal vitalicio. Esas visitas de Darío por Europa central, por las tierras que se eran parte del imperio Austrohúngaro, difícilmente pudieron haber pasado desapercibidas por Kafka quien era un lector bien informado y que estaba pendiente de toda divulgación sobre personajes vinculados con la España donde vivía su tío Alfred quien estaba bien relacionado con el mundo intelectual y conocía personalmente a Juan Valera y Marcelino Menéndez y Pelayo.
En el diario de Franz Kafka publicado 1914-1923 editado por Max Brod hay detalles del viaje de él y Kafka por Suiza, Italia, Paris. Todo un capítulo del diario es dedicado a Paris y Erlenbach, desde finales y agosto y parte de septiembre de 1911. Para esa época Darío está viviendo en Paris y su presencia en la ciudad de las luces era conocida en España el poeta y cronista de La Nación es ya el consagrado poeta americano iniciador del modernismo.

KAFKA MURIO SOÑANDO CON IRSE A ESPAÑA
Kafka abrigó siempre la esperanza de salir de su “encierro” en su natal Praga e irse a residir largo de su entorno natal; salir de ese su ambiente monótono y vetusto que aceleraba su depresión. Tenía esperanzas de que con la ayuda de su tío Loewry, podría hacer el añorado viaje y cambiar de vida y residir en ese país-España- de sol y mujeres de negra cabellera y herencia morisca.
Kafka recurre a su “tío de Madrid”, así es como se refería a él, para proponerle trasladarse a España, tan decidido estaba que durante una temporada estuvo aprendiendo español, seguramente origen de los relatos que escribió después sobre Don Quijote y Sancho Panza. Pero Loewy no se mostró muy propicio a hacerse cargo de su sobrino y le recomendó como abogado en la compañía de seguros Assicurazioni Generali, en Praga.
(www. Museo del Ferrocarril de Madrid.org)
Pero su tío de Madrid parece no tenía muchas ganas de traerlo a Madrid. “Alfred primogénito de la familia Loewy, hijo de un cervecero de Bohemia, pronto decidió una vida diferente. La encantadora Praga se quedaba pequeña después de conocer París. El tío de Madrid, mitificado y querido por el joven soñador, desde 1895 era el Director de la Compañía de Ferrocarriles de Madrid a Cáceres y Portugal y del oeste de España. Cenas en Lhardy, noches de teatros y de amores con alegres madrileñas. Cosmopolita, burgués, viajero y muy considerado en el Madrid de principios de siglo. Miembro de la primera comisión de promoción del turismo nacional, en compañía del marqués de Valdeiglesias, el duque de Santo Mauro o Menéndez y Pelayo. Ha olvidado la sinagoga y el Talmud”.
(Kafka y su tío de Madrid, El País, 2014)

“Vendrá de noche, con sus orejas sobresalientes y las mejillas
hundidas, sin avisar, como una enfermedad, como llega la muerte”.
Ese es el mantra que repite un personaje de ficción llamado Alfredo Loewy en un relato de Juan E. Zúñiga. El personaje en la realidad es el tío de Franz Kafka: “El tío de Madrid”. Alguien que podría haber cambiado la vida del joven escritor y, sin sospecharlo, la historia de la literatura”.

DARIO EL POETA INNOVADOR
En 1892, Rubén Darío empezó a destacar en los círculos literarios españoles gracias a el espaldarazo de Juan Valera. Es evidente que, con el prólogo de Juan Valera a su Azul, libro publicado en Chile en 1888, Darío fue bienvenido por los círculos literarios españoles. Un año después con el comentario Cartas Americanas, Valera, no deja duda de la calidad e innovación del libro Azul. Darío llega a España em 1892 como miembro de la Delegación de Nicaragua a la celebración del centenario del descubrimiento de América. En esa visita Darío conoce a la intelectualidad española que dejó un legado imperecedero en la historia de la literatura de la península. “En Madrid, tomo hospedaje en el hotel Cuatro Naciones, gran hormiguero por aquellas fechas de intelectualidades. Muchos preclaros cerebros hispánicos se relacionaron allá con altas mentalidades de ultramar. Darío, en posesión ya de un destacado prestigio literario, fue acogido muy afectuosamente en los cenáculos españoles, afectuosidad en la que había mucha de cordialidad paternal, con esa cordialidad con que los maestros reciben al alumno aventajado.” (1) Darío conoce en esa visita a Marcelino Menéndez Pelayo, a Antonio Rubio Lluch, a Emilio Castelar, a Cánovas del Castillo, Núñez de Arce, Ramón de Campoamor, intima con Juan Valera y visita el salón literario de la condesa Emilia Pardo Bazán. En fin, que conoce a la intelectualidad de ese tiempo, quienes le abren sus brazos y lo acogen como hijo, al jovencito de apenas 24 años y medio. Es vital para relacionar a Darío y Kafka destacar el vínculo que hizo Darío con Menéndez y Pelayo amigo cercano del tío Lowry quien era asiduo como decimos ahora “seguidor” del intelectual español.
EN EL CUARTO DE DON MARCELINO MENÉNDEZ PELAYO)
Darío, en su autobiografía, da detalles concretos de como comenzó sus vínculos con don Marcelino y conoció el cuarto de este en el hotel “LAS CUATRO NACIONES” de la calle Arenal, mediante un mozo de nombre Manuel: “El mozo me propuso: señorito ¿quiere usted conocer el cuarto de don Marcelino? El esta ahora en Santander y yo se lo puedo mostrar…Era un cuarto como todos los cuartos del hotel, pero lleno de tal manera de libros y de papeles que no se comprende como allí se podía caminar. Las sabanas estaban manchadas de tinta. Los libros eran de diferentes formatos. Los papeles de grandes pliegos estaban llenos de cosas sabias de don Marcelino…cuando está don Marcelino no recibe a nadie me dijo Manuel. El caso es que la buena suerte quiso que cuando retorno de Santander el ilustre humanista, yo entrara a su cuarto, por lo menos algunos minutos todas las mañanas. Y allí se inicio nuestra larga y cordial amistad.”
Marcelino Menendez Pelayo era el Director de Turismo de España lo que en ese entonces era un puesto de ministro. Y Director de la biblioteca nacional.
Para ilustrar mejor este acercamiento del polígrafo español y el joven Darío cito esta misiva de libro Las Cartas Desconocidas de Rubén Darío:

Señor don Marcelino Menéndez y Pelayo.
Mi ilustre y querido amigo:
Dicto esta carta porque me encuentro enfermo;
pero no quiero dejar de enviarle la expresión de mi
más cordial sentimiento con motivo del duelo que a usted le aflige.
Crea usted en mi afecto en es igual a admiración.
Soy de usted afectísimo amigo,
Rubén Darío
Esta carta fue publicada en el libro “Menéndez Pelayo y la hispanidad”, 2a. edición 1955, y comentada por el doctor Eduardo Zepeda-Henríquez en su ensayo Rubén Darío y Menéndez Pelayo, (Poesía Española 2ª. Época Madrid, 1959, página 9.)
La nota sobre la carta cuenta que en esos días Darío estaba hospedado en el Hotel Santa Cruz de Asturias. Esta misiva también fue comentada por Antonio Oliver Belmás quien escribió el hermoso homenaje a Darío titulado: Ese otro Rubén Darío, libro publicado en 1960 en las postrimerías del centenario del nacimiento del bardo nicaragüense.
UNA REVELACIÓN VISIONARIA
Quiero reproducir datos de un texto trascendental en la historia de la vida y obra de Rubén Darío. Ensayo titulado “El Nicaragüense Rubén Darío” de la obra: Cuestiones Rubendarianas edición de la Revista de Occidente, Madrid, España 1970, Ernesto Mejía Sánchez, revela que: Marcelino Menéndez Pelayo, en uno de sus prólogos de la Antología de poetas hispanoamericanos, que le encargó la Real Academia Española, RAE, con motivo de IV Centenario del
descubrimiento de América, escribió una frase de inesperada vaguedad:
“Una nueva generación literaria ha aparecido en América Central, y uno por lo menos de sus poetas ha demostrado serlo de verdad”. Lo cierto, dice Mejía Sánchez, “es que Menéndez Pelayo, maestro de toda hispánica erudición, se abstenía obligadamente de mencionar a los poetas vivos;
Pero poco antes de morir, en 1911, quiso poner las cosas en su punto: Claro es-reveló entonces-que se alude al nicaragüense D. Rubén Darío, cuya estrella poética comenzaba a levantarse en el horizonte cuando se hizo la primera edición de esta obra en 1892. De toda su copiosa producción, de sus innovaciones métricas y del influjo que hoy ejerce en la juventud intelectual de todos los países en lengua castellana, mucho tendrá que escribir el futuro historiador de nuestra lirica”.

Bibliografía

1-Maria José Llorenz Camp-Rubén Darío Obras Selectas-Edimat Libros. S.A
2-Alfredo Loewy, Director de la Compañía de Madrid a Cáceres y Portugal.
Marcelino Menéndez Pelayo, Director de la Biblioteca Nacional.
3-Kafka y su tío de España don Alfredo Loewy, ABC, 26 de enero 1980, página 21
4-Javier Rioyo, El tío del escritor nunca atendió las plegarias de su sobrino para vivir en Madrid
5-Autobiografia de Rubén Darío
6- Cartas Desconocidas Rubén Darío, Academia Nicaragüense de la lengua, 2000, Introducción y selección de Jorge Eduardo Arellano. Managua, Nicaragua.
7-Cuestiones Rubendarianas, edición de la revista de occidente, Madrid, España, 1970.
8-Mejia Sánchez, Ernesto-Cuestiones Rubendarianas edición de la Revista de Occidente, Madrid, 1970.