El poeta Horacio Peña (Managua, 12 de agosto de 1936- ) es incansable. Cada vez que me encuentro con él, como sucedió el pasado mes de febrero en Miami, me recuerda al gran Caupolicán porque encarna el “robusto tronco de árbol al hombro de un campeón” de la poesía nicaragüense.
El poeta Horacio Peña se convirtió en octogenario el año del centenario de la muerte de Rubén Darío (18 de enero 1867- 6 de febrero 1916) el poeta nicaragüense que más lo ha influido en su vida literaria.
Horacio, el poeta de los dos Centenarios Darianos, es un roble que no piensa en el retiro.
Sigue impartiendo con sus cátedras en Huston-Tillotson University
Poeta, narrador, teatrista, ensayista, reportero, crítico de cine, traductor de inglés y francés, ganó en 1967-en el centenario del nacimiento de Rubén Darío-, el Premio Internacional de poesía Rubén Darío con su poemario Ars Moriendi y Otros Poemas (escrito en Madrid y Paris entre 1964-1967), considerado el Nobel de la literatura nicaragüense.
El jurado que galardonó a Peña estuvo integrado por el español Luis Rosales, el salvadoreño Hugo Lindo y el nicaragüense, José Coronel Urtecho.
Blurb inc. editó una edición especial de 50 aniversarios de su poemario Ars Moriendi y Otros Poemas para la conmemoración del 150 aniversario del nacimiento de Rubén Darío este año 2017.
Horacio Peña en el poema “Revolución” incluido en mi libro Voces del Exilio, Antología de escritores nicaragüenses (Luna, José Antonio, Blurb, enero 2016, Ediciones Cougar Connections Art) profetiza la situación de incertidumbre y pobreza del “odiado y amado país” que cada vez está “más pobre que nunca”.
Peña siguió los pasos de Rubén Darío, Salomón de la Selva, Carlos Martínez Rivas y tantos otros intelectuales que salieron al destierro voluntario para no asfixiarse con el provincialismo de su patria.
Horacio quien reside con su esposa Ruth en los Estados Unidos desde agosto de 1979, fecha de esa revolución que pudo haber realizado la utopía que soñaban todos los nicaragüenses, es un poeta sobrio. Su personalidad afable, su presencia siempre pulcra y su lenguaje correcto y armoniosa es la antítesis del poeta bohemio, trasnochador, mujeriego que ha identificado a algunos bardos de su época.
Dariista sólido, no presume de sus conocimientos sobre la vida y obra del gran Rubén. Tampoco habla de sus logros como escritor laureado. Y no se ufana de sus amigos poetas y de sus vínculos estrechos con los grandes de la literatura nicaragüense: Pablo Antonio Cuadra, Guillermo Rothschuh Tablada, Eduardo Zepeda Henríquez, Carlos Martínez Rivas para mencionar algunos poetas canónicos.
A Peña lo conocí desde 1967, en los actos del Centenario Dariano en Ciudad Darío, Nicaragua. Yo tenía 17 años. Posteriormente me dio clases de Historia de la Cultura en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua, UNAN, antes del terremoto de 1972.
Hace algunos años nos encontramos en la Feria Internacional del libro de Miami.
En esa oportunidad hablamos de su poesía, sus libros, sus influencias literarias y la poesía del exilio nicaragüense. Hace unos meses retomamos el tema y en esta oportunidad reveló datos muy personales, íntimos, desconocidos hasta ahora y que descubren a un poeta revolucionario, un soñador y un exiliado que no se deja alcanzar por el tiempo.
He aquí la entrevista:
JALuna-Conocemos poco de la niñez de Horacio Peña ¿Cómo fue Horacio de niño?
HPeña-En lo que recuerdo, mi niñez y mi infancia y parte de mi juventud, se vivió en El barrio de Santo Domingo. Sin ser una familia paupérrima, éramos una familia pobre. Andábamos de casa en casa, alquilando. Me crie al lado de mi madre, mi abuela y una tía, tres mujeres que aparecen en dos de mis cuentos, “La abuela” y “La casa”, que forman parte del libro “Las memorias de Beowulf.”
JALuna- ¿De dónde le nace su inclinación a la poesía?
HPeña-Mis primeras lecturas de poesía nicaragüense las hice en la antología de María Teresa Sánchez. Tiempo después serían las clases de Literatura en la secundaria, y después una antología de poesía norteamericana, de Agustín Bartra, lo que me encaminarían a la poesía. En el 59-60 recibí una beca del Instituto Internacional de Educación de Los Estados Unidos, para estudiar en Notre Dame, South Bend, Literatura Norteamericana. En el 59 estuve en Austin, Texas, para un curso intensivo, en inglés, de esta experiencia es un poema sobre Texas, que he olvidado, pero hay un verso que ha quedado grabado en mis vivencias, “en Austin, Texas, ya no hay cow-boys”, que publiqué en La Prensa Literaria. En el 59, estuve un mes en Austin, ahora, cosas de la vida, desde el 1979 vivo con mi familia en la capital de la estrella solitaria.
JALuna-Darío habló de sus amores. ¿Peña tuvo alguna musa juvenil?
HPeña-Viven en el tiempo, se han ido con lo que el viento se llevó. Pero están ahí. Todas las muchachas que he amado han envejecido, y yo con ellas, escribí en uno de mis cuentos. Obsesionado por el eterno femenino, el eterno femenino se convierte en Nefertiti, en Eurídice, en la Scarlett del poema “Retrato de un desconocido.”
JALuna-Horacio Peña tiene fama de un poeta sobrio. ¿En el fondo es usted un poeta bohemio?
HPeña-Nunca fui un poeta bohemio. Frecuentaba con los demás poetas diferentes bares, pero una cerveza era suficiente. El resto del tiempo lo pasaba hablando con los amigos.
JALuna- ¿Es su poesía ahora, una poesía del exilio?
HPeña-Bueno, yo Salí de Nicaragua en 1979 como sabes. Tengo un poema que se llama “El inmigrante” que creo es un poema que refleja la situación de todos los que han salido de su país de modo que este poema, creo es un símbolo de todos nosotros. Y en cierto modo definitivamente estar aquí en Estados Unidos ha influenciado parte de mi poesía. En algunos versos de los poemas nuevos, escritos en este país, hay un recuerdo de Nicaragua, del paisaje nicaragüense, de modo que siempre hay una presencia de Nicaragua en mi poesía. Presencia tal vez no tan visible como en otros poetas. El exilio indudablemente ha marcado mi poesía. Hay una nostalgia y un modo de ver las cosas diferentes cuando se está en el exilio voluntario o forzado.
El inmigrante
El inmigrante aprende la nueva palabra
La textura de la nueva palabra.
La mujer del inmigrante
Los hijos del inmigrante
Aprenden la nueva palabra.
El inmigrante no quiere que sus hijos
Olviden la antigua palabra
Que es como perder la mitad de la vida
toda la vida.
Allá,
Un antiguo y conocido dolor y odio
Una antigua y conocida muerte
Aquí,
un nuevo y desconocido dolor y odio
una nueva y desconocida muerte.
El inmigrante quiere que sus hijos
aprendan la nueva palabra
que es como nacer de nuevo
en una tierra nueva.
No existe una palabra
mejor que otra palabra
solo existe la palabra.
El inmigrante quiere que sus hijos
conserven la antigua palabra
la hagan una
con la nueva palabra
que es unir una vida con otra vida
que es vivir toda la vida.
JALuna- ¿Cómo definiría a su poesía?
HPeña-Yo creo que mi poesía es una poesía religiosa con protesta social, con influencia de la Biblia; de los profetas que hablan en contra de la injusticia, contra el poseer las riquezas de una manera injusta. A mi poesía yo la llamaría, mejor dicho, la pondría en la categoría de poesía religiosa social, cristiana, profética. Eso diría yo que es mi poesía. También se ha mencionado alguna vez, que mi poesía es existencial yo creo que lo es: por ejemplo, el poema “El retrato de un desconocido “es una poesía totalmente existencialista pero siempre tocada por lo espiritual, con bases en la Biblia, en la concepción espiritualista del hombre. Entonces diría que también se puede llamar a mi poesía existencialista cristiana.
JALuna- ¿Hay influencia de los poetas norteamericanos en su poesía?
HPeña-El poeta norteamericano que más me ha influenciado y luego se volvió inglés es T.S. Eliot que para mí es el gran poeta de habla inglesa. Entre los franceses está, Paul Claudel y Saint-John Persé (Alexis Saint-Leger). Luego también hay otros poetas que me han influenciado lógicamente pero menos que Eliot y Claudel. Hay que destacar que Claudel era un poeta totalmente religioso, mientras que Eliot era un poeta religioso con cierta desesperanza; aunque siempre lleno de optimismo a pesar de toda su visión pesimista de la vida. Yo creo que esos dos poetas son los que más han influenciado mi poesía.
JALuna- ¿Por qué se inclina por la poesía, espiritual, existencial y por qué Claudel?
HPeña-Toda mi vida ha girado siempre alrededor de lo espiritual, de lo religioso. La iglesia de Santo Domingo con los Jesuitas, mis estudios con Los Hermanos Cristianos en Managua, mis estudios en Notre Dame, con los Padres de la Santa Cruz. No recuerdo como llegue a Claudel, pero su poesía bíblica, sacramental, me ha influenciado siempre. Tengo un ensayo que se publicó en El Pez y La Serpiente, Número 35, un ensayo comparativo entre “La Virgen al mediodía” de Claudel y un poema de Alberto Cabrales, “Platicada con la Concepción del Viejo “. Cabrales, que en cierto modo es claudeliano. Lo existencial, lo religioso, llena mi poesía, una espiritualidad no exenta de cierta desesperación.
Pablo Antonio Cuadra, PAC, escribió, “Horacio Peña es un revolucionario cargado de esperanza. Su poesía se humedece en la infinita costa del océano bíblico. Y añade el poeta Pablo: “El furor admonitivo de Peña – fruto de esa generación furiosa que ha brotado en toda la poesía universal – el furor de este poeta bíblico-cristiano-beatnik, no tiene odio: he allí por que arde con tan hermosa y encendida llama.”
JALuna- ¿Cómo lo ha influenciado Rubén Darío?
HPeña-Darío por supuesto. Toda la poesía existencialista de Darío. Los nocturnos de Darío, el poema “Lo fatal”. Toda esa poesía de Darío angustiada es la que más me ha influenciado. Hay ciertos poemas de Darío que no han tenido mucha influencia en mí; pero sus “Nocturnos” y toda su poesía existencialista religiosa por supuesto está siempre presente en mi poesía. En el libro de Ars Moriendi que ganó el premio Nacional de Darío en 1967, tú puedes notar versos enteros que son tomados de la poesía de Darío.
JALuna- ¿Es Darío el poeta más influyente entre los poetas nicaragüenses?
HPeña-Yo creo que con Darío siempre se irán descubriendo nuevas cosas. Se irán descubriendo nuevas maneras de estudiarlo. Se irán descubriendo nuevas maneras de sacarle temas, porque él es un filón inagotable. Yo tengo mi disertación doctoral sobre Rubén Darío. En un estudio comparativo entre Darío que es el gran revolucionario de la literatura Latinoamericana y Walt Whitman que es el gran revolucionario, el que independiza la literatura Norte Americana de la literatura inglesa. Darío hizo que la literatura latinoamericana se independizara de la literatura española. Quiero explicarte, yo hago el estudio del Yo en Darío y del Yo en Walt Whitman. Los prólogos de Darío y los prólogos de Walt Whitman en su Hojas de yerbas (Leaves of Grass) hay un paralelismo entre ellos. Otro capítulo por ejemplo es Rubén Darío desde el punto de vista del romanticismo y el romanticismo en Whitman. El concepto revolucionario que tenía Darío de la literatura y el concepto que tenía Whitman de la literatura. Yo creo que los estudios sobre Darío en sí se han ido agotando y de ahí que hay que establecer nuevas formas de mirar a Darío. Como es por ejemplo comparándolo con otros poetas como es el caso que hice yo que lo comparé con Whitman. Creo que Darío nunca va a desaparecer y que de una u otra forma siempre va a influenciar a los poetas y a los cuentistas y en general a los escritores nicaragüenses. Y no tan solo a los escritores nicaragüenses, si no que a todos los escritores en lengua en español.
JALuna- ¿Qué otros poetas o escritores nicaragüenses lo han influenciado?
HPeña-Bueno, por ejemplo, Pablo Antonio me influenció en los conceptos que tenía el sobre la cultura, aunque no su poesía. Pablo Antonio con su visión del nicaragüense me influyó. También con sus escritos sobre un mundo al que yo no accedía, que tenía vedado: el mundo rural, campesino, lacustre. Pablo Antonio ha influenciado a todos los poetas nicaragüenses con su visión del mundo, de la poesía, de la cultura. Primero por supuesto me influenció Darío. También me influenció, Alfonso Cortés con su poesía metafísica, religiosa. Diría que éstos son los poetas que más me han influenciado. También me ha influenciado Salomón de la Selva. Cabe destacar que mi poesía; es una poesía cargada de alusiones culturales, religiosas, históricas. Ezra Pound, decía que la poesía se escribía en una biblioteca y así es cierta poesía de Salomón de la Selva. Yo creo que mi poesía también sigue esta norma de Pound, mi poesía siempre lleva referencias culturales, histórica
JALuna-Hábleme del premio de Rubén Darío que ganó en 1967
HPeña-En 1967, fue el Centenario Dariano y gané el premio de poesía Rubén Darío con el libro “Ars Moriendi y otros poemas”. La primera parte de Arts Moriendi, es El triunfo de la muerte y La danza de la muerte que ha sido reeditada en 2004 con una traducción bilingüe hecha por un amigo mío de la época de los 60’s Mike Canning y editada por el poeta nicaragüense Danilo López. Dentro del libro Ars Moriendi está el poema “El retrato de un desconocido’” y luego 4 o 5 poemas de tendencia religiosa con el simbolismo de Cristo: el águila, el cordero, el pez y otros símbolos. Ars Moriendi es un libro esencialmente religioso, aunque tiene ciertos elementos existencialistas como la desesperanza, la angustia. Pero yo creo que en el libro hay un optimismo cristiano, una alegría Cristiana.
JALuna- ¿La poesía en Nicaragua está mejor que antes?
HPeña-Esa es una pregunta… es una buena pregunta que se presta a muchas contestaciones. Yo creo que la poesía nicaragüense en estos momentos no tiene la fuerza que tuvo en el pasado. El movimiento de “Vanguardia” que fue el movimiento que llevó a la poesía nicaragüense a su máxima realización con José Coronel Urtecho, Pablo Antonio, Joaquín Pasos, Luis Alberto Cabrales. Creo que en las últimas décadas no hemos producido ningún poeta de esa calidad. A lo mejor dentro de los jóvenes poetas está un poeta que será en el futuro el Joaquín Pasos, el Salomón de la Selva, el Pablo Antonio Cuadra o mejor; y ahora tendrá tal vez los 15 los 17 años, no sabemos. Yo creo que en estos momentos no se ha producido un movimiento literario, poético tan interesante como el que se produjo con el grupo “Ventana”, con “La generación traicionada” y también con algunos poetas aislados dentro de las generaciones. Y tal vez la situación política social de Nicaragua no se presta a un movimiento poético como en los años 60. Tal vez la situación política social cultural de estos momentos en Nicaragua no es muy favorable como se dio cuando estaba Pablo Antonio Cuadra que era uno de los grandes impulsadores de la cultura. Yo creo que en estos momentos no existe en Nicaragua esa fuerza motriz que mueva la vida cultural como en los tiempos de Pablo “La prensa literaria” era el motor de toda la vida cultural de Nicaragua. Creo que no existe ese movimiento cultural como se daba en los tiempos de Pablo. Creo que hemos decaído realmente. Por ejemplo, en la pintura, no creo que tengamos pintores como Genaro Lugo, César Caracas, Armando Morales, Arosteguí. Me parece que pasará mucho tiempo para darnos cuenta realmente hasta qué punto se está produciendo algo realmente valioso en estos momentos. Tenemos que esperar.
JALuna- ¿Cree que hace falta discusión, crítica literaria entre los poetas nicaragüenses?
HPeña-Antes que se me olvide quiero hablarte de la poesía femenina nicaragüense que siempre ha sido importantísima…Por ejemplo están Blanca Castellón. Michele Najlis, Yolanda Blanco, Vidaluz Meneses, Ana Ilse Gómez y Gioconda Belli. No se sí en estos momentos hay grupos de poetisas como esas que mencioné. Yo le pregunté a Elena Ramos en una oportunidad que la vi, que sí los poetas tenían lugares para reunirse, para discutir y me dijo que no, que no tenía lugares para compartir. Como debes de recordar, antes de terremoto de 72 los escritores, los poetas nos reuníamos en “La Prensa” con Pablo Antonio, en el café “La India” en la calle del triunfo casi todos los días. En ese tiempo había discusión literaria continua. Elena Ramos, me dijo que ahora los poetas y las poetisas se reúnen en las casas, pero en realidad no hay un punto de reunión de los escritores y poetas como en la década de los 60s., de modo que yo creo que después del terremoto se aisló la ciudad y los poetas. La comunicación se hizo más difícil y ahora no se sí existan esos puntos de reunión. Elena Ramos me dijo que ahora los puntos de reunión de los poetas son las casas de los poetas, son las galerías de pintura y algunos lugares improvisados.
JALuna- ¿Qué fórmula mágica aplicar en Nicaragua para que mejore culturalmente?
HPeña-Fíjate, tenemos siempre que volver a Pablo Antonio Cuadra. Pablo tiene un escrito a máquina que se llamaba si no me equivoco “la revolución moral”. Y eso creo que es lo que necesitamos nosotros: Una verdadera revolución moral dentro de la gente que tiene el poder político, que tiene el poder económico para sacar adelante a esa inmensa masa de nicaragüenses que económicamente viven en una pobreza espantosa. De modo que lo que realmente necesitamos es esa revolución moral en la gente que sustenta el poder en Nicaragua; los que tienen el poder político, el poder económico, el poder militar. Mientras no se realice esa revolución interna en la gente que “mangonea” al país, yo creo que va a hacer muy difícil salir de la pobreza y del estado terrible en que vivimos los nicaragüenses. Creo que Pablo Antonio tenía razón, lo que necesitamos es la revolución moral. Un hombre nuevo, un nicaragüense nuevo, un hombre realmente nuevo. Porque cuando subieron los sandinistas hablaban de un hombre nuevo, cuándo cayeron los sandinistas, el gobierno hablaba de un hombre nuevo, de modo que lo que necesitamos los nicaragüenses es cambiar todas nuestras actitudes para que nazca ese hombre nuevo de que tanto hablamos. Yo siempre escribí sobre el nicaragüense en prosa. Escribí muchos artículos sobre el nicaragüense, pero mi visión de ese nicaragüense es negativa. Mientras no realicemos esa revolución moral dentro de nosotros, entre nosotros, no lograremos salir adelante porque necesitamos la revolución de la verdad.
JALuna- ¿Es la democracia una necesidad para el cambio cultural?
HPeña-La democracia, yo creo definitivamente en ella. Pero lo que sí necesita Nicaragua es eso de que hablaba Pablo Antonio, una revolución moral. No ver a Nicaragua como si fuera una hacienda que pasa de mano en mano. Como si fuera la hacienda de Somoza, la hacienda de los Sandinista; la de tal o cual. Sino que Nicaragua debe de ser para todos, todos tenemos que participar en las riquezas que tiene Nicaragua. Desde que soy niño algunos de mis cuentos son terribles contra la situación económica. Mi familia era pobrísima como se puede ver en el cuento que escribí “La Casa” donde se refleja la pobreza de mi familia. En el cuento describo toda esa pobreza. Desde niño siempre sentí algo en contra de esa sociedad nicaragüense donde yo me crie, donde los ricos se hacían más ricos y los pobres se hacían más pobres y eso sigue igual ahora. Es una situación que no ha variado todavía, y ahora yo creo que en Nicaragua los ricos se hacen más ricos más fácilmente y los pobres se hacen más pobres.
JALuna-Pablo Antonio influenció a varias generaciones de poetas nicaragüenses sin lugar a duda.
HPeña-Creo que la poesía de Pablo a pesar de que es muy conocida no llega a ser tan conocida por la gente como debería ser. Aunque ahora se está escribiendo más sobre la poesía de Pablo Antonio creo que todavía no se le ha dado a la poesía de Pablo Antonio el puesto que debería. Yo creo que con el tiempo su poesía será apreciada más y será más estudiada. De hecho, se están haciendo muchísimos estudios sobre él. He leído cosas nuevas, ensayos sobre la poesía de Pablo, ángulos nuevos, nuevas perspectivas desde las cuáles estudian su poesía, pero como te dijo será su proximidad tal vez que no nos deja ver bien la grandeza de la obra poética de Pablo Antonio; pero estoy seguro de que con el tiempo su estatura como poeta y escritor, como pensador se va a conocer más y más.
JALuna-Rubén Darío, Salomón de la Selva, Carlos Martínez Rivas y otros poetas vivieron gran parte de su vida fuera de Nicaragua. ¿Por qué usted escogió el mismo camino?
HPeña-Figúrate, yo tengo 37 años de vivir en Austin, Texas además de 4 años que había vivido antes fuera de modo que casi la mitad de mi vida la he vivido en el extranjero. Por diferentes motivos un buen número de poetas han vivido en el exilio. Unos por razones políticas, económicas, sentimentales y otros por causas a veces inexplicables. Creo que este fenómeno que los poetas vivan fuera de su país se repite. Algunos lo hacen por 5 años, 10 años y regresan, otros nos quedamos prácticamente para siempre en Estados Unidos, Costa Rica, México, Canadá; de modo que esa salida al exilio marca a los poetas. Creo que es una constante salir de Nicaragua por la situación cultural, por un vacío cultural que siempre ha habido en Nicaragua por razones políticas y económicas.
JALuna- ¿Se mira al país mejor de lejos?
HPeña-Cuando estás dentro del país los árboles no te dejan ver el bosque y a veces no te das cuenta realmente lo que está pasando. Uno tiene una perspectiva diferente del país y una perspectiva diferente de uno mismo cuando está fuera. Si tú estás afuera tienes más tiempo para auto examinarte, para ver las cosas que has hecho mal, y las que has hecho bien. Valoras más las noticias que te llegan de Nicaragua. Lamentablemente muchas de las noticias que me llegan de Nicaragua son negativas; casualmente hablé con uno de los poetas que me decía que en Nicaragua cada vez la situación se pone más difícil y que se sentía deprimido por la situación del país y que no le daba mucho entusiasmo escribir. Los poetas nuevos, con los que logro conversar, siempre me dicen la misma historia de que en Nicaragua no hay ambiente propicio para la cultura, para el arte, y que se sienten deprimidos en Nicaragua. Yo creo que esa es la tónica en general no solo de los poetas si no del nicaragüense en general. Como que se sienten desencantados traicionados de la gente que podría haber transformado el país y no lo hizo. De modo que la perspectiva que yo tengo o lo que oigo o leo o me dicen es que no hemos progresado, en conclusión, estamos mal.
JALuna- ¿Le hace falta a Nicaragua?
HPeña-En cierto modo si, en cierto modo no. Se me hace difícil contestar. La Nicaragua que yo conocí ya no existe. La Nicaragua que yo conocí es muy diferente a la actual, si yo regreso a Nicaragua voy a hacer un extranjero. Si regreso a Nicaragua voy a ser más extranjero en Nicaragua que aquí en los Estados Unidos. Casi todos mis amigos han muerto, algunos están allá, pero la comunicación es más difícil; entonces digamos de una manera nostálgica, romántica, que yo echo de menos a la Nicaragua de antes del terremoto, porque después del terremoto comenzó una despersonalización de la ciudad. Después del terremoto ya no había esa comunicación que existía antes del 72. Luego vino la cuestión política de la revolución que también separó familias, y separó al nicaragüense. De modo que creo, que si yo regreso a Nicaragua me sentiría más extranjero que aquí en este país realmente. A mis amigos sería muy difícil verlos, no como en aquellos tiempos cuando nos encontrábamos en “La Prensa”, en las calles, en los cafés. Ahora cada uno tiene sus propios problemas, estamos más viejos y tal vez preferimos estar en la casa que andar en las calles como lo hacíamos cuando éramos jóvenes. De modo que hay una nostalgia por supuesto por la Nicaragua que yo conocí. Por la Nicaragua que fue cambiando después del terremoto, de modo que me sentiría un extraño en Nicaragua, me siento más cómodo en Estados Unidos. Hace 6 años regresé a Nicaragua y planeo volver en el futuro, periódicamente a Nicaragua. Esta pregunta es muy emotiva, muy emocional, pero yo creo que de regresar a Nicaragua me sentiría como un extranjero, extraño por diferentes motivos.
JALuna- ¿Le hace falta la vieja Managua?
HPeña-La vieja Managua la recuerdo con nostalgia alegre y dolorosa. Ahí se mezcla un mar de recuerdos: niñez, infancia, juventud, divino tesoro. Nací y me crie en Managua. Siempre tuve una relación amor-odio, no tan solo con Managua, sino con toda Nicaragua. Por la injusticia y pobreza que siempre vi y viví en Managua. Una relación amor-odio que se refleja en mis cuentos y en mi poesía. En mi poema “Revolución”, 2008, se lee:
Y vino la revolución
Y volví años después
al odiado y amado país,
y vi que había
en el corazón
del ahora ya anciano pordiosero
-que era el corazón de la ciudad,
el corazón de todo el país-
más pobres
más pobres que nunca.
JALuna-No conozco ninguna facete suya de deportista. ¿Es Horacio Peña deportista?
HPeña-En la escuela primaria, practique el base-ball, fuera de eso, no me considero un deportista. Fui partidario del Bóer. Recuerdo que cuando trabajaba en La Prensa de reportero, andaba siempre con Manuel Salazar, nos metimos al Almacén Deportivo, donde nos mostraron el nuevo uniforme que usaría, el Bóer, me lo puse, Salazar me tomó una foto que salió en La Prensa. La foto la perdí con el tiempo. Me gustaría tenerla.
JALuna- ¿Por qué un poema a Roberto Clemente?
HPeña-La muerte de Clemente ayudando a los nicaragüenses en el terremoto nos Impactó a todos. De esa muerte llena de una Infinita caridad cristiana, nació el poema. Ramón Luis Acevedo, publicó un largo ensayo que apareció en “Decenio” en mayo de 1999, número 8. Hace dos años, un estudiante de Berkeley, si mal no recuerdo, que escribía su disertación doctoral sobre “El base-ball en la poesía”, me mandó una carta pidiéndome permiso para reproducir más de cien versos del poema. Cuando se publicó recibí cartas de Rafael Hernández Colón, en ese tiempo Gobernador de Puerto Rico, de Carlos Romero Barceló, el alcalde, de Jaime Benítez, Representante de Puerto Rico en el Congreso de los Estados, Unidos, de José M. Serrano, Ayudante del arzobispo Aponte, del Pastor Félix Castro Rodríguez, muy amigo del Profesor Gustavo Wilson. Y por supuesto, el poema fue enviado a la viuda de Clemente, El poema es dedicado a su viuda, Vera, a sus hijos, a sus padres, a todo el generoso pueblo de Puerto Rico. Tengo otro poema, “K.O”, sobre el boxeo, traducido por Michelle Aynesworth, publicado en “Artes y Letras”, dirigida por el poeta Pedro Xavier Solís. El original en español aparece junto a la traducción de Michelle. Se publicó el 4 de mayo del 2002.
JALuna- ¿Fue amigo de Carlos Martínez Rivas?
HPeña-A Carlitos como le decimos todos, lo conocí estando yo en la secundaria. La primera vez que lo vi fue cuándo yo estaba en cuarto año de secundaria en el Instituto Pedagógico y teníamos el examen final de literatura. Nombraban para los exámenes finales réplicas de literatura. Y él fue mi réplica de literatura. Me acuerdo que Carlitos llegó con traje. Todo vestido de blanco bien elegante y llevaba un libro de Lord Byron. Yo sabía de la fama de Carlos, yo tenía apenas 17 años y no había escrito nada y ni había pensado que me iba a dedicar a la literatura. Lo saludé brevísimamente y no lo volví a ver. Más tarde me encontré con él en 1963-1965 en Madrid, España cuándo estábamos en ese tiempo allá; los poetas Francisco de Asís Fernández, Julio Cabrales, Beltrán Morales, Rolando Steiner y Luis rocha. Me acuerdo de que cuándo ellos llegaban a verme donde vivía en Madrid, siempre llegaban con Carlos Martínez. Él era el jefe de todos eso poetas jóvenes que siempre andaban con el (Carlitos). Después lo volví a ver y hablamos de literatura, de poesía, de la poesía francesa. Era muy amigo de un poeta español, Claudio Rodríguez. Carlos mucho lo mencionaba. Ahí estuvimos juntos en Madrid después yo regresé en 1967 a Nicaragua. Creo que él se quedó en España y luego cuándo el regresó a Nicaragua yo salía prácticamente ya no nos vimos. Durante el tiempo que estuvimos en España el grupo de poetas él y teníamos discusiones de literatura y cultura, esa es la imagen que tengo de Carlitos.
JALuna- ¿Cuál es su opinión? ¿Hay poetas buenos y malos?
HPeña-Es muy difícil contestar esa pregunta categóricamente. Yo nunca digo que un poeta es malo, porque le puede gustar a otro. Yo no digo que un poeta es malo, no, sino que no me gusta. Pero creo que sí efectivamente, por muy diplomático que se quiera ser hay que decir que hay poetas buenos y malos, poetas mejores que otros efectivamente. Cabe destacar que algunos casos, aunque haya dos buenos poetas, pero por diferentes causas algunas veces al lector le atrae más un poeta que otro. Pero sí se revisa la calidad literaria de las obras de los dos, puede darse el caso que un poeta poco conocido tenga la misma calidad de poesía que la del que es más conocido o famoso. En conclusión, si hay buenos y malos poetas. Se puede hablar de un escalafón dentro de la poesía como se puede también hablar de un escalafón dentro de la novela, pero en definitiva cada autor tiene su público.
JALuna- ¿El azar, la suerte, influye para que un escritor o un poeta alcance la fama?
HPeña-Definitivamente creo que las circunstancias, diferentes tipos de circunstancias juegan un papel importante en la fama o ser conocido. Un poeta puede ser muy importante… muy, muy conocido y a lo mejor no es tan buen poeta como otro que en los círculos literarios es reconocido como bueno, pero ante el público es poco conocido, mientras que el otro sin ser tan bueno llega a tener fama y fortuna. También por diferentes causas hay poetas que se ponen de moda, novelistas que se ponen de moda, o cuentistas que se ponen de moda y que tal vez son inferiores a otros. Algunos poetas y escritores por diferentes motivos no tienen el sentido de las relaciones públicas, el mercadeo, en fin, que no tienen acceso a ciertos medios de comunicación, a la publicidad. Y están los casos milagrosos, como Emily Dickinson, casi totalmente desconocida mientras vivía, que publicó solo cinco o seis poemas, y que luego fue descubierta, y en la actualidad es una de las grandes figures de la literatura norteamericana, sobre la que se escriben día a día multitud de ensayos. Es increíble como los breves poemas de la Dickinson son objeto de intensos estudios. La fama para bien o para mal de los poetas, está sujeta a misteriosas circunstancias, aun la personalidad del poeta influye en este ser conocido y publicad
JALuna- ¿Su comida favorita?
HPeña-Que otros se deleiten con el mondongo, el baho, el nacatamal.Yo me quedo con el humilde gallo pinto.
JALuna- ¿Horacio Peña vive día a día?
HPeña-Yo creo que sí. Antes hacía planes ahora no. Yo tengo un poema que escribí recientemente que se llama “Cartas de un pintor al rey”, el poema es la vida del pintor Jerónimo Bosco. Y es una carta ficticia a Felipe II. En el poema el Bosco habla de que la próxima primavera va a terminar este cuadro, en el otoño voy a hacer este otro cuadro, en el verano va a hacer este otro cuadro. Finalmente, Bosco se da cuenta que es una cosa absurda adelantar planes porque uno se puede morir en cualquier momento. Claro que los humanos siempre hacemos planes. Digo voy a escribir ese poema, voy a publicar ese libro, pero yo creo que con la edad uno se vuelve más consciente de que cualquier cosa puede suceder en cualquier momento.