JULIO VERNE PADRE DE LA CIENCIA FICCIÓN

Por José Antonio Luna

A celebrar los 120 años de la muerte de Julio Verne.

Entre mis primeros lecturas infantiles y juveniles, cuando leer era una afición que mitigaba la soledad, están las novelas de Julio Verne, Emilio Salgari, Emile Zolá, y lógicamente los cuentos y poesías de Rubén Darío. Pero fue Verne quien llenó mis ansias de conocer países y descubrir nuevos mundos más allá de mi pequeña ciudad en esos tiempos: Managua. Eran los años de la post guerra de la segunda guerra mundial y cuando Verne llenaba el cine con sus 20 mil leguas de viajes submarinos, y competía con el naciente cine bélico de la épica de la guerra en Europa. Las novelas del autor francés no eran llamadas entonces de ciencia ficción, sino que eran consideradas visiones de un “loco” escritor pero que había que leer para conocer historias del futuro. Las novelas eran publicadas por las editoriales de todo Latinoamérica en formato sencillo en papel periódico algunos hacían ediciones ilustradas que eran libros de bolsillos. En esos años de la década de los 50s. Verne era sin lugar a duda el escritor más popular de Latinoamérica y que solamente con el surgimiento del realismo mágico y con García Márquez y sus Cien años de soledad, seria relegado a los anaqueles de las librerías. Pero Verne ya había dejado una profunda huella en las mentes de los futuros escritores. Hubo en años una fiebre por las novelas de aventuras de Julio Verne. Y en las escuelas eran asignaciones leer alguna de esas novelas y comentarlas. Los niños de la década de los 60. Y 70s. del siglo pasado todavía, leíamos intensamente las obras del padre del género de ciencia ficción, el francés Jules Verne nacido en 1828 en Nantes, y muerto en Amiens en 1905. Verne nos transportaba en esos días un mundo fantástico, que nos parecía un sueño. El viaje a la luna, viaje al fondo del mar, darle la vuelta a la tierra en una nave o en un avión, nos sumergían en momentos de interrogantes y posibilidades, todavía no creíbles por la infantil y juvenil mente. Visiones que ahora son una realidad, y que esos niños-yo me incluyo- soñábamos en un mundo todavía ignorante de la tecnología donde la televisión y el cine eran los grandes avances de la ciencia. Ahora todos los pronósticos del gran visionario de mi tiempo están cumplidos. Verne nos hizo viajar por un mundo fascinante a través del tiempo y el espacio. En las novelas de este viajero del tiempo encontramos mundos imaginarios, conceptos futuristas y alertas sobre el mundo de mañana y de hoy. Sus obras siguen totalmente vigentes hoy en día y nos siguen alertando de situaciones que han dejado de ser ficción para convertirse en realidad. Una realidad que ya consideramos cotidiana como es los planes de viajar a la luna y a Marte.

Este texto de la secretaria de cultura de La Argentina, con motivo del 193 aniversario del natalicio de Verne, ilustra la vigencia del escritor futurista, creador visionario de ciencia ficción que sigue inspirando a los grandes creadores literarios.

He aquí el texto
El 8 de febrero de 1828, nacía el escritor francés Jules Gabriel Verne, más conocido como Julio Verne. Oriundo de la ciudad de Nantes (casi 400 km de París), fue el mayor de cinco hermanos de una familia acomodada. Recibió una educación propia de la clase adinerada y, desde muy joven, se interesó por la escritura, la literatura, la ciencia y los viajes. Lo que aún no sabía es que su pasión y curiosidad no solo lo llevarían a convertirse en uno de los autores de aventuras y ciencia ficción más notables de la literatura universal, sino también en un visionario y adelantado de su época.
Ya desde pequeño recolectaba de los periódicos todos los artículos científicos que encontraba, por la fascinación que le producían los nuevos inventos y hallazgos de su tiempo. Sin embargo, académicamente, Verne se formó en filosofía, retórica y derecho. Y fue en 1848, a sus veinte años, cuando comenzó a escribir sonetos y textos dramáticos. Por aquel momento, había conocido al escritor Alexander Dumas, quien fue una de sus más profundas influencias y, según algunos biógrafos, un gran amigo que lo ayudó a difundir sus escritos. Así también comenzaron los problemas con su padre, ya que este quería que Julio ejerciera como abogado y se olvidara de la literatura.
A partir de ahí, al no contar con el beneficio económico de su progenitor, el joven autor atravesó problemas para subsistir. Dictó clases y emprendió distintos oficios para mantenerse. No obstante, la perseverancia rindió sus frutos: en 1850, publicó sus primeras obras y trabajó en el teatro, una vez más, gracias a la ayuda de Dumas. Pero fue en 1859, cuando Julio Verne comenzó una nueva etapa en su carrera literaria, con la edición de su serie Viajes extraordinarios, entre los que se destacan Cinco semanas en globo y La vuelta al mundo en 80 días.
Ese año había viajado a Escocia, donde escribió su primera obra de ficción científica, París en el siglo XX. Esta novela fue una de las pocas que no vieron la luz hasta después de su muerte, ya que su editor, Pierre-Jules Hetzel, la había tachado de pesimista. Hetzel leía allí a una sociedad materialista obsesionada con el dinero. Sin embargo, los textos publicados obtuvieron una gran recepción por el público y crítica, y desde ese entonces, su popularidad no paró de crecer. Sobre todo, por su enorme capacidad de imaginación y anticipación científica y tecnológica, la cual lo llevó a destacarse entre los mejores escritores y visionarios del siglo XIX; y es que muchos de esos avances expresados en su obra llegaron, luego, durante el siglo XX.
En distintas historias que Verne ha inmortalizado, se pueden observar algunos de los inventos que el escritor imaginó y que el siglo posterior fue capaz de materializar. Por ejemplo, entre ellos, internet. En la novela París en el siglo XX (1863), Verne hace referencia a una red internacional de comunicaciones; la describe como una suerte de telégrafo mundial para conectar con distintas regiones y compartir información. De alguna manera, se puede decir que estas son las bases de la famosa world wide web.
Otro es el submarino eléctrico que el científico español Isaac Peral creó en 1888. Se trata de una idea muy similar en relación con el submarino que Verne inventó en Veinte mil leguas de viaje submarino (1870). Lo mismo sucedió con la posibilidad de fotografiar debajo del mar: en esa misma novela, el capitán Nemo toma una fotografía del fondo marino que, fuera de la ficción, todavía faltaban más de veinte años para su invención.
Por supuesto, otra de sus ideas más famosas fue llegar a la Luna. En De la Tierra a la Luna (1865) y en Alrededor de la Luna (1870), los lectores pudieron soñar con esa posibilidad astronómica, cien años antes de que el Apolo 11 llegara realmente a aquel satélite celeste.
Últimos años
Según comentan algunos textos biográficos, en 1886, sin causa aparente, el sobrino del autor lo ataca de manera violenta y Verne, por causa de esas heridas, quedó con una cojera de la que nunca más se recuperó. Luego de ese incidente, de la muerte de su madre, y de su amigo y editor Hetzel, los últimos textos de Verne se tornaron más sombríos, en relación con sus apasionantes aventuras de sus inicios. Dos años después de aquel ataque, Verne se postuló para ser elegido concejal del ayuntamiento de la ciudad de Amiens. Ganó y ejerció el cargo durante quince años. A sus 77 años, murió en esa ciudad de Amiens, el 24 de marzo de 1905.
Hoy, a casi doscientos años de su natalicio, sus obras continúan despertando la imaginación de miles de lectores en todo el mundo. Julio Verne, en 2021, sigue siendo uno de los autores más traducidos y publicados de la literatura universal, convirtiéndolo en un verdadero clásico de las novelas de aventuras y con distintas adaptaciones al cine y la televisión.
Julio Verne, el escritor que inventó el siglo XX Secretaria de Cultura de La Argentina. www.cultura.gob.ar 5 de febrero de 2021.