UMBERTO ECO CONTRA EL INTERNET Y EL MAL PERIODISMO

Por José Antonio Luna 

Lo último que hizo  Umberto Eco ( 1932-2016) antes de morir, fue plantearnos uno de los problemas más difícil de enfrentar en este siglo: evitar el uso excesivo e indiscriminado del internet.  
Eco un académico complejo, siempre me pareció un escritor clasista, un poco tirando a la derecha, pero era un ejemplo del intelectual necesario por su  inconformidad con las arbitrariedades de su medio  y su libertad de escribir y decir los que otros escritores piensan pero no dicen.
Eco, quien murió el 19 de febrero a los 84, es considerado uno de los académicos más influyentes de Italia. Fue miembro del Foro de Sabios de la Mesa del Consejo Ejecutivo de la Unesco y Doctor Honoris Causa por treinta y ocho universidades: entre ellas, la Universidad de Lieja, la  Complutense de Madrid, la Universidad de Tel Aviv  y la Universidad de Buenos Aires (2014). Fue propuesto varias veces para el nobel de literatura, pero no pudo obtener esa distinción.
A diferencia de Gabriel García Márquez quien dejó la universidad para dedicarse a escribir. Eco era un académico que con una novela se hizo famoso: “El nombre de la Rosa” a la edad de 48 años. García Márquez tuvo que  arar mucho. Alcanzó la fama a los 40 años cuando en 1982 ganó el nobel de Literatura.
Eco con la novela “El nombre de la Rosa”, conquistó al público europeo. Pero la obra solo se popularizó años después, aunque sí tuvo mucha aceptación en el mundo académico y especialmente en Europa. Después vinieron otras novelas que también fueron exitosas.
Además de ensayos literarios Eco siempre escribió ensayos y crónicas periodísticas que aparecían en los diarios italianos y españoles.
Me impresionó su valentía de criticar a los intelectuales pasivos, ante la violencia “revolucionaria”. En la década de los 80 cuando las Brigadas Rojas operaban en Italia y américa latina atraía las miradas del mundo con sus alzamientos armados y revoluciones, Eco siempre tenía una opinión firme, certera.
Eco era “Il professore” que de vez en cuando criticaba sin tapujos  y con razón-en los periódicos-a los escritores y periodistas que subvencionados escribían, como siguen escribiendo, sendos artículos lisonjeros  a los gobiernos de turno, convirtiendo al periodismo en un género de dudosa reputación.
Por eso su crítica al uso del internet y a los periodistas hace meses me llamó la atención sobremanera porque muchos de sus colegas académicos y escritores consideran a los llamados “medios sociales” la panacea del siglo XXI, que vino a unir a la aldea global.
Esa libertad para criticar con razón o sin razón es al final la gran enseñanza que me deja Eco junto a periodistas como Oriana Fallaci y Luigi Bartolini con su Ladri di Biciclette, “Ladrón de bicicletas” un precursor del neorrealismo italiano que influyó en Eco.
Dijo Eco el año pasado, ya enfermo y retirado de su labor académico, en un acto en la Universidad de Turín donde le entregaron un Honoris Causa en comunicación que: “Las redes sociales le dan el derecho de hablar a legiones de idiotas que primero  hablaban solo en el bar después de un vaso de vino, sin dañar a la comunidad. Ellos eran silenciados rápidamente y ahora tienen el mismo derecho a hablar que un premio nobel. Es la invasión de los necios”.
Y para hacernos pensar sobre el mal periodismo y el buen periodismo, Eco publicó el año pasado su último libro titulado “Número Cero” en el cual –para sorpresa de sus colegas de los medios de comunicación-criticó con contundencia  al que él llama “mal periodismo” y a la manipulación de la historia que está mas difundida ahora con las redes sociales.
En una entrevista publicada en El País de España (30 de marzo de 2015), el académico y novelista  hizo un análisis visionario sobre su novela y el futuro de los periódicos sino cambian ante el auge del internet. El periódico tituló la entrevista: Umberto Eco: “Internet puede tomar el puesto del periodismo malo”.
Eco resuena más fuertes ahora que dejó este mundo.
“Pero para no morir el periódico tiene que saber cambiar y adaptarse. No puede limitarse solamente a hablar del mundo, puesto que de ello ya habla la televisión. Ya lo he dicho: tiene que opinar mucho más del mundo virtual. Un periódico que sepa analizar y criticar lo que aparece en Internet hoy tendría una función, y a lo mejor incluso un chico o una chica jóvenes lo leerían para entender si lo que encuentra online es verdadero o falso.
En cambio, creo que el diario funciona todavía como si la Red no existiera. Si miras el periódico de hoy, como mucho encontrarás una o dos noticias que hablan de la Red. ¡Es como si los rotativos no se ocuparan nunca de su mayor adversario!”
¿Se cumplirán los pronósticos de Eco?
Yo espero que sus consejos no caigan en el vacío. 
Tampa, Florida, Febrero 2020