POR HORACIO PEÑA

Después de la guerra por la independencia los Estados Unidos habían logrado separarse de Inglaterra y comenzaban ahora la búsqueda de una identidad cultural. El proceso de ir hacia el futuro encontraría entre otros obstáculos, la barrera del pasado. Era necesario despojarse, irse desnudando de las costumbres, actitudes y modos de pensar ingleses y como un nuevo Adán, temprano en la mañana, descubrir lo americano. El sedimento inglés era demasiado profundo y si bien era verdad que el antiguo coloniaje político había terminado, la dependencia cultural continuaba vigente. En octubre de 1838, Orestes A. Brownson (1803-1876), quejándose, escribía lo siguiente:

We are now the literary vassals of England, and continue to do homage to the mother country. Our literature is tame and servile, wanting in freshness, freedom and originality. We write as Englishmen, not as Americans.

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