Nota

Un tema tabú en la cultura latina, específicamente en Centroamérica donde todavia la homosexualidad es un “pecado” y el homosexual un “pervertido” fue expuesto a la luz de los reflectores en la película llamada curiosamente “Temblores”. La homosexualidad, una realidad que ha sido ocultada por siglos con casamientos forzados y una doble vida en muchos casos un secreto a voces ya es parte de la cinematografia. Con esta película se avanza en la divulgación   de los prejuicios sexuales que solamente han redundado en atrofias mentales y vidas frustradas por la infelicidad de no vivir la sexualidad a plenitud.

JALuna-Editor

POR VLADAN PETKOVIC
Jayro Bustamante vuelve a la Berlinale con una descripción convincente de lo que supone ser un hombre gay en la religiosa sociedad guatemalteca.
El cineasta guatemalteco volvió a la Berlinale, cuatro años después de ganar el Premio Alfred Bauer por Ixcanul .
Trama
En esta ocasión, su film Temblores se proyectó en la sección Panorama; se trata de una descripción convincente, conmovedora y, en ciertos momentos, dolorosa de lo que supone ser un hombre gay en una sociedad dominada por una versión muy tradicional de la religión cristiana.
Cuando Pablo (Juan Pablo Olyslager), un hombre de cuarenta y tantos años, conduce hasta la mansión de su familia en las afueras de Ciudad de Guatemala, todos sus familiares ya saben que su homosexualidad ha salido a la luz. Su madre dominante y su padre pusilánime, su bienintencionada hermana menor y su marido prejuicioso, su hermano mayor, la desolada esposa de Pablo e incluso la bondadosa sirvienta indígena, Rosa, que ha escondido a los dos hijos de Pablo para protegerlos: todos le esperan en una atmósfera similar a la de un velatorio. De hecho, para este acaudalado clan de evangelistas santurrones, sería más fácil que Pablo hubiera muerto.
Entonces llega el primer temblor, pues la casa tiembla con el terremoto de baja intensidad: una metáfora que quizás no resulta óptima, pero que es definitivamente adecuada. La familia, agitada en sus cimientos, propone un ultimátum a Pablo: o se apunta a “rehabilitación para gais” en la iglesia o será desterrado para siempre de la familia, y en particular, de sus niños. En la sociedad guatemalteca, que es profundamente cristiana, la homosexualidad se considera un paso previo a la pedofilia.
Pero al principio, Pablo se siente liberado, “avergonzado, pero bien, de alguna forma”, como cuenta a su amante Francisco (Mauricio Armas Zebadúa), un hombre de un estrato social diferente. Francisco forma parte de una subcultura liberal que se interesa por las artes, la justicia social y la fiesta. Pablo se muda con él a un apartamento pequeño y modesto, pero pronto se da cuenta de que allí tampoco se siente completamente en casa. Puede que ahora viva con la persona a la que ama, pero se siente un marginado y echa de menos a sus hijos.
Finalmente, en un intento de reconciliar dos mundos irreconciliables, accede a asistir al campamento “curativo” que organiza la iglesia evangélica. “Dios odia el pecado, pero ama al pecador”, dice la esposa del pastor (Sabrina de la Hoz), que en la práctica gestiona la iglesia en lugar de su marido, dirigiendo el programa de curación con aires de guardia de cárcel para mujeres. En lugar de destriparos la última parte de la película y su desenlace, solo ofreceremos un vistazo a lo que incluye este “proceso de curación”: lucha grecorromana.
Este es un detalle simple y persuasivo que Bustamante usa para darnos una idea clara del entorno en el que Pablo trata de encajar. Y en cuanto al mérito artístico de la cinta, esta se apoya principalmente en la sutilísima interpretación de Olyslager; aunque minúsculos, los cambios en su postura y expresión facial después de irse de su casa son certeros. Cabe mencionar también al director de fotografía, Luis Armando Arteaga, cuya habilidad queda especialmente de manifiesto en los encuadres precisos y elegantes y en el uso creativo de las luces; por ejemplo, en el contraste entre la oscuridad de la opulenta mansión familiar de Pablo y la suave luz matinal que inunda los cuerpos de Pablo y Francisco en la cama del pequeño apartamento de este último.
Temblores es una coproducción entre la compañía guatemalteca La Casa de Producción, las francesas Tu Vas Voir, Memento Films Production y ARTE France Cinéma y la luxemburguesa Iris Productions. La agencia española Film Factory Entertainment se encarga de las ventas.
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