EN LAS ALAS DEL ALBA: HISTORIAS DE ESPERANZA Y REDENCIÓN

Por Horacio Peña
En alguna u otra forma, el lector o la lectora de esta novela de Alfonso Rodríguez, En las alas del alba: historias de esperanza y redención, Alexandria Publishing House. Miami, 2019. 336, se ve identificado con los hombres y las mujeres que pueblan ese escenario de Glassville, una pequeña ciudad en el suroeste de Texas, próxima a la frontera mexicana. Es un ambiente, que gracias a la magia de la escritura, invención, creación y recreación del autor, se convierte en la parábola de las relaciones humanas, en la inmensa parábola del yo y de los otros. Un yo sumergido en la vivencia de todos los demás. En ese pueblo, cada uno y cada una, viven la vida con alegría, con temor, con la esperanza de una redención que salve a todos del egoísmo, el miedo, la desconfianza, el odio cotidiano hacia el otro, hacia la otra, que no participa por la diferencia de idioma, de cultura, de religión, de política. Es un presente que busca y espera un futuro, que debe ser compartido cada día en ese espacio que se llama Glassville. La política, la religión, los migrantes, el arraigo y el desarraigo, son constantes que marcan la vida en el teatro de ese pueblo.
El autor nos va guiando de la mano, su palabra, la realidad de la imaginación, para sorprendernos a cada instante con sus historias de esperanza y redención. Se levanta el telón, y el escenario es un restaurante, un supermercado, una iglesia, una calle, un bar, un barrio, un cine, una escuela, una hacienda; en resumen, un mundo ancho y ajeno y propio que Rodríguez conoce muy bien. Se levanta el telón, y es una gran diversidad de personajes, los que nos invitan a participar de la comedia y la tragedia, de la sonrisa y el llanto: es el abuelo, el político, el cura católico, el pastor bautista, el maestro, el anciano, la solterona o el solterón.  Es un desfile de caracteres, como esos que nos hablan en el capítulo que se titula; “Otras puntadas. ¿Quién entiende a la gente?” Roberto Cantú, Abundio Sánchez, Próspero Barajas, esa chica Angustias, que decide cambiarse el nombre y llamarse Victoria, o esa otra mujer, Dulce, cuya vida está llena de amargura hasta que encuentra su esperanza y su redención, o la señora septuagenaria de cabellera plateada, y Ambrosio, Nicanor y Gloria, y todos los demás, con los cuales nos identificamos, que son parte de nosotros, ocultos o transparentes, pero que nos hacen participar y compartir su vida. El nombre de una mujer o de un hombre, que es simbólico o emblemático.
Están los protagonistas, Diego Escalante y Peggy Lee, que mueven toda la historia, o que son movidos por esa historia que no se detiene, que avanza en el tiempo llevándose con ellos a todo el pueblo de Glassville, que participa como testigo u otro protagonista de ese romance. La historia de amor entre Diego y Peggy Lee comienza desde la niñez, y más tarde la adversidad interrumpe el noviazgo por doce años hasta que al cabo de mucho caminar y recordar, el círculo del amor se completa. Diego y Peggy Lee son representantes de dos mundos: el mexicano y el anglosajón. Representan lo mejor de cada comunidad.  Así, luchan contra la injusticia, la incomprensión, contra la separación cultural que incluye idioma y clase social. Es la parábola de las razas que parece no terminar jamás. La lección de que se puede vivir juntos, la lección del yo y del tú, que para transformarse en el milagro de nosotros, necesita de esa historia del odio para volverse una historia de esperanza y redención. Es la parábola de todas las razas y culturas y religiones, que trata de enseñarnos que para sobrevivir se necesita amor. Debemos amarnos los unos a los otros según la enseñanza del Maestro, que el poeta inglés W.H. Auden repite y se hace eco en su poesía.
Para descubrirnos ese mundo de Glassville, Alfonso Rodríguez se vale de muchas técnicas y recursos que nos van despejando, o mejor, desnudando, el alma de ese pueblo que en el fondo espera su redención. El monólogo, las biografías, el sermón, la plática religiosa, el discurso, los refranes o proverbios, la carta son variantes que nos van descubriendo el tejido y entretejido de esas vidas que se cruzan, se distancian y se vuelven a encontrar. Recursos y técnicas que nos entregan la transformación y la salvación de todo aquello que parecía perdido. Habría que destacar, entre otras cosas, el papel que juega la música, la música romántica tipo bolero. Las referencias musicales son abundantes. Muchísimos capítulos se abren con un recuerdo musical. Bastaría citar el primer capítulo donde nos encontramos con uno de los boleros más famosos de la época: “Se vive solamente una vez/y hay que aprender a querer y a vivir,” que interpretaba el Trío Los Panchos; o ese otro del capítulo tres que dice: “El amor cuando es sincero, se encuentra lo mismo/en las torres de un castillo/que en humilde vecindad.” Del autor Luis Arcaraz, y que fue uno de los grandes éxitos de Javier Solís. Las citas de estos boleros son una manera de recordar la vida pasada, un momento de la historia de cada uno. El capítulo cinco es abundante en este tema de la música, que se abre con: “No hay bella melodía/en que no surjas tú,” del famosísimo bolero, Contigo en la distancia, del autor César Portillo, interpretado por Los Tres Ases. Rodríguez recurre a la música para revelarnos un estado de ánimo, una pasión que todavía existe y que se manifiesta a través de la palabra musical. Así, la música constituye un elemento de la novela, como otros autores han recurrido al poema, a la pintura o al teatro para desenvolver o envolvernos en la trama.
Vale, además, mencionar el aspecto lingüístico de la obra, el uso del español y del inglés, que se me mezclan en los diálogos. Es un modo de entrar en la cultura del otro o de la otra, de compartir esa cultura. Dejemos que el propio autor que nos explique el uso del bilingüismo. Dice así en una nota al principio: “Esta es una novela en español con diálogos en inglés intercalados, a fin de procurar dar más autenticidad al ambiente y a los personajes.” El idioma es como otra llave para entrar en el mundo de los demás, para ayudarnos a descubrir y comprender, el fuera de nosotros, el mundo de los otros.
Dr. Horacio G. Peña
Spanish Professor
Huston-Tillotson Univesity
900 Chicon Street
Austin, Texas 78748