LOS 14 VIAJES DE RUBÉN DARÍO POR EL ATLÁNTICO

Tumba de Rubén Darío en la Catedral de León, Nicaragua. (Foto JALuna)

 

Ningún escritor viajó tanto por el océano como Rubén Darío en el siglo pasado y quizás actualmente. Fueron viajes en barco cruzando el Atlántico y el Pacífico. En esta detallada y documentada crónica se establece definitivamente que el poeta cruzó 14 veces el océano Atlántico y no 12 como se ha dicho. He aquí entonces a un Rubén Darío, Padre del Modernismo, poeta, periodista, cronista y viajero temerario incansable.
JALuna
Editor: www.escritoreslibres.org

POR GUSTAVO ADOLFO MONTALVÁN RAMÍREZ

(Cronología)

1892.- VIAJE A ESPAÑA

RUBÉN DARÍO RECIBE SU MAS GRANDE SORPRESA

El poeta Rubén Darío, se encontraba en Guatemala, buscando trabajo, al regreso de Costa Rica, en los primeros meses de 1892. Abre un telegrama que le enviara el gobierno de Nicaragua, y lee con agradable sorpresa, que se le ha designado Secretario de la Delegación de Nicaragua, para las fiestas del Cuarto Centenario del Descubrimiento de América.
Se prepara y viaja directo a Panamá, donde se reúne con el jefe de la Delegación Doctor Fulgencio Mayorga. Como compañero de viaje tendrá a su amigo, Luis H. Debayle, quien viaja a Europa a estudiar medicina.
En el puerto de Panamá, la Delegación transita en tren para atravesar el istmo en la parte más angosta, y llegar después al puerto de Colón. Rubén Darío escribe lo que ve en los trabajos forzosos en la construcción de la empresa canalera de Fernando Lesseps en lo que sería el famoso canal interoceánico de Panamá.
En el puerto de Colón, la Delegación compró pasajes en un vapor español de la compañía Transatlántica, el León XIII, el 24 de junio de 1892, vía La Habana.
Mucho se ha escrito sobre las gratas impresiones que tuvo Rubén Darío, en su primera visita a España…
Quizás lo mejor que le causó momentos felices de su vida, fue su contacto con la madre Patria, y las figuras destacadas de sus mejores poetas, a quienes conocía solo por referencias en libros. Hay que mencionar entre estas figuras, a don Marcelino Menéndez Pelayo, Juan Valera, Núñez de Arce, Ramón de Campoamor, doña Emilia Pardo Bazán…etc.

RUBÉN DARÍO SE SINTIÓ UN NUEVO COLÓN

Entre las hazañas realizadas en su vida, Rubén Darío hizo varias en este fabuloso viaje por primera vez en España. Una de ellas fue recitar ante un público español el poema “A Colón”, y no fue, hasta la edición del Canto errante, de 1906, que dicho poema lo incluye.

A COLÓN

¡Desgraciado almirante! Tu pobre América,
tu india virgen y hermosa de sangre cálida,
la perla de tus sueños es una histérica
de convulsivos nervios y frente pálida.

Un desastroso espíritu posee tu tierra;
donde la tribu unida blandió sus mazas,
hoy se enciende entre hermanos perpetua guerra,
se hieren y destrozan las mismas razas.

Al ídolo de piedra reemplaza ahora
el ídolo de carne que se entroniza,
y cada día alumbra la blanca aurora
en los campos fraternos sangre y ceniza.

Desdeñando a los reyes nos dimos leyes
al son de los cañones y los clarines,
y hoy al favor siniestro de negros reyes
fraternizando los Judas con los Caines.

Bebiendo la esparcida savia francesa
con nuestra boca indígena semi española,
día a día cantamos la Marsellesa
para acabar cantando la Carmañola.

Las ambiciones pérfidas no tienen diques,
soñadas libertades yacen deshechas.
Eso no hicieron nunca nuestros caciques,
a quienes las montañas daban flechas!

Ellas eran soberbios, leales y francos,
ceñidas las cabezas de raras plumas;
ojalá hubieran sido los hombres blancos
como los Atahualpas y Moctezumas!

Cuando en vientres de América cayó semilla
de la raza de hierro que fue de España,
mezcló su fuerza heroica la gran Castilla
con la fuerza del indio de la montaña.

Pluguiera a Dios las aguas antes intactas
no reflejaran nunca las blancas velas,
ni vieran las estrellas estupefactas
arribar a la orilla tus carabelas!

Libres como las águilas, vieran los montes
pasar los aborígenes por los boscajes,
persiguiendo los pumas y los bisontes
con el dardo certero de sus carcajes.

Que más valiera el jefe rudo y bizarro
que el soldado que en fango sus glorias finca.
que ha hecho gemir al zipa bajo su carro
o temblar las heladas momias del Inca.

La cruz que nos llevaste padece mengua,
y tras encanalladas revoluciones,
la canalla escritora mancha la lengua
que escribieron Cervantes y Calderones.

Cristo va por las calles flaco y enclenque,
Barrabas tiene esclavos y charreteras,
y las tierras de Chibcha, Cuzco y Palenque
han visto engalanadas a las panteras.

Duelos, espantos, guerras, fiebre constante
en nuestra senda ha puesto la suerte triste:
Cristóforo Colombo, pobre Almirante,
ruega a Dios por el mundo que descubriste!
RUBÉN DARÍO
(1892.)

DE PANAMÁ A NEW YORK Y LUEGO A PARIS Y CONTINUAR A BUENOS AIRES

1893.- Aquí se registra el viaje que todo mundo quedó perplejo, un viaje caprichoso que fue aprobado y complacido en su exigente vanidad, Rubén Darío, que, al nombrarlo Cónsul de Colombia en Buenos Aires, él había solicitado en el itinerario de Panamá a Buenos Aires, Argentina, hacerlo vía Nueva York, París, en Europa, y regresar a América, al río de la Plata, en Argentina…

Entre telones, Rosario y su nuevo marido, ambos cónyuges se embarcan para Panamá, donde Rubén Darío recibiría sus credenciales de nuevo Cónsul de Colombia en Buenos Aires, Argentina. Luego, Rosario regresa, mientras que Rubén continúa a llenar su misión viajando primero a Nueva York con rumbo a Francia, de acuerdo con su solicitud hecha a Rafael Núñez, ex presidente de Colombia. Después de corta visita de tres meses en París, el poeta y ahora diplomático, se embarca con destino a Buenos Aires, y escribe para el periódico La Nación.
El expresidente de Colombia, Rafael Núñez, extiende una bolsa cuantiosa de dinero en efectivo como pago adelantado de un año, por los servicios diplomáticos que aún no ha prestado, más el costo del viaje fabuloso para un poeta del siglo XIX, y que sólo en la imaginación soñadora de Darío, se vio en la vida real.
Resumamos aquí: dos viajes, de ida y vuelta. Ya llevamos cuatro.

1899.- Aquí vamos a sumar un sólo viaje de Rubén Darío, de ida a Europa, desde Buenos Aires, porque no volverá, sino que se quedó por más tiempo.
El diario La Nación de Buenos Aires, le ha propuesto cubrir los sucesos derivados de la vida española en su mayor decadencia, luego de perder Cuba y Filipinas en 1898, frente a la guerra que sostuvo con los Estados Unidos de América.
Llega a Barcelona, el 1 de enero de 1899, y goza de la vida catalana. Llegamos a cinco viajes.

VIAJE DE EUROPA A BRASIL A CONFERENCIA PANAMERICANA Y BUENOS AIRES Y REGRESO A EUROPA

1906.- Viaja a Inglaterra y Bélgica, en el mes de mayo. En el trayecto, el gobierno de Nicaragua lo designa Secretario de la Delegación a la Conferencia Panamericana de Río de Janeiro. Se publica Opiniones, su libro de ensayos en Madrid.

Viaja luego a Buenos aires, durante el mes de agosto. En el banquete que le ofrece La Nación, da a conocer su “Oda a Mitre”. Retorna a París y pasa el invierno en Palma de Mallorca. Rosario Murillo llega a París buscando una reconciliación.
Sumamos ahora dos viajes más, de ida y vuelta, de Europa a América, y regreso.
Llevamos entonces siete viajes…por el lado del Atlántico…

EL VIAJE TRIUNFAL DE RUBÉN DARÍO A SU TIERRA NATAL

1907. Después de quince años de ausencia, viene el viaje del retorno triunfal de Europa a Nicaragua.

Durante el verano en Brest (Finisterre Bretaña, Francia), Rubén sostiene una entrevista con Rosario su esposa separada. En octubre nace en París el segundo hijo Rubén Darío Sánchez a quien su padre llamará “Guicho”.
De París parte con destino a Nicaragua, y después de una escala en Panamá, llega al Puerto de Corinto donde el pueblo lo recibe con el mayor de los júbilos en su retorno triunfal.
El Congreso Nacional crea la “Ley Darío” para facilitarle el divorcio con Rosario Murillo, pero no se logra por influencias de ella. El gobierno liberal del general José Santos Zelaya designa a Darío, Ministro Residente ante el gobierno de España., el 21 de diciembre.
1908
Se embarca en Corinto, de vuelta a Europa, el 3 de abril de 1908. Durante su viaje irá tomando notas, ordenando poemas, escribiendo cartas, artículos nuevos, todo ello motivado por sus recientes vivencias en Nicaragua.
Era el tiempo en que cada respiro, cada suspiro, cada idea que salía de su pluma y de su pensamiento, a uno y otro lado del Atlántico, causaba una conmoción y estremecimiento, más de aquel estremecimiento que causara con sus Flores del mal, Charles Baudelaire en Francia, según el decir de Víctor Hugo.

Después de su despedida en la isla del Cardón, frente al puerto de Corinto, ya Darío irá deshojando sus propias margaritas, que son sus poemas muy íntimos, casi confidenciales, pero no autorizadas esas margaritas para su divulgación.
Dijimos que era el mes de abril cuando aborda la nave, y ya se encuentra respirando tranquilo en alta mar… El poeta gustaba escribir en el mes de abril, porque consideraba el mes de la primavera, y ahora vive el otoño de su vida, y por aquí vino la idea y la creación del bello Poema del otoño.
Desde la alta mar, su vista alcanzaba en la lejanía, divisar cómo se iban alejando las montañas de su tierra, y que, en sus telúricos paisajes, allí se encerraban los misteriosos lagos puros.
De nuevo en tierra firme, va dejando el Océano Pacifico, mientras atravesaba un trecho cabalgando, y luego al abordaje de un tren, va atravesando el Istmo de Panamá, hasta llegar al puerto de Colón, para entregarse al Mar Caribe, y seguir al inmenso Océano Atlántico…
Rubén Darío ha cruzado ya el Océano Atlántico, nueve veces.
1910. Viaje de visita frustrada a México. Ida y vuelta, de Europa a América, lo que sumamos dos, más nueve, tenemos once.

DOS VIAJES MÁS POR EL LADO DEL ATLÁNTICO

1912.- Los hermanos Guido le encomiendan una gira por España y América, para proyectar sus revistas Mundial y Elegancias. Viaja y visita Barcelona, Lisboa, Río Janeiro, San Pablo, Montevideo y Buenos Aires. Sus amigos bonaerenses le reciben con un banquete, ágapes y otros homenajes.

Escribe para la Revista Caras y Caretas, La vida de Rubén Darío, escrita por él mismo. Mientras que en La Nación escribe una serie de artículos que comprenderán en su vida póstuma la Historia de mis libros.
Una vez de regreso a París, durante el mes de noviembre, su amigo guatemalteco Enrique Gómez Carrillo, le organiza un gran banquete fijado para el 16 de ese mismo mes. En Madrid se publica una nueva recopilación de artículos Todo al vuelo, de la Editorial Renacimiento.
Sumando estos dos viajes tenemos entonces trece viajes.

ÚLTIMO VIAJE POR EL LADO DEL ATLÁNTICO
1915.- Sale en gira mundial para promover la paz, para Nueva York, escapando de un Continente desgarrado por la I Guerra Mundial. En Nueva York, se le organiza un homenaje y lee su poema “Pax” en la Universidad de Columbia.
Cae muy enfermo de neumonía, y viaja a Guatemala tratando de recuperarse, pero ya se siente muy cansado, y cae en crisis. Su esposa Rosario Murillo llega a hacerle compañía para trasladarlo a Nicaragua.

TOTAL: CATORCE VECES CRUZÓ EL ATLÁNTICO