EL INSURRECTO SOLITARIO

Por: José Antonio Luna

A Carlos Martínez Rivas, lo vi por última vez a finales de 1995 en  su casa  de Altamira # 8. El poeta estaba en la recta final hacia la gloria. Ese medio día -ardiente- además de oír las quejas de Carlos por el abandono en que lo habían dejado sus múltiples “amigos”. También presencié una de sus terribles crisis –delirium tremens- antes de sumirse profundamente en los misterios de Morfeo.

Tomé fotos de un poema escrito en la pared, que me leyó en voz alta buscando entre las nebulosas visiones de las imaginaciones geniales. Fue una tarde de encuentro y despedida porque como presentí, no volví a ver vivo al poeta que cosechaba las autodestructivas consecuencias de su bohemia.

Durante 1978 después de su regreso a Nicaragua me encontré con Carlos varias veces en Plaza España de Managua y en Granada en el restaurante chino El Asia, donde el poeta se sentía Marco Polo y daba rienda suelta a su maravilloso verbo.

Carlos Martínez Rivas (Guatemala, 12 de octubre 1924 -Managua, 16 de junio 1998 fue un insurrecto. El extraordinario poeta Nicaragüense, una de las glorias de la lírica después de Rubén Darío, murió a los 74 años, en un hospital de la ciudad de Managua; solo, enfermo, olvidado de la gloria, en la miseria.

Su trágica muerte, fue la liberación anhelada. Sus últimos años de vida fueron un “torbellino de Maelstrom”. Se aisló de los círculos literarios y dio rienda suelta a su existencialismo. En su casa solo tenía una cama, su gato Poe  y un vaso; manuscritos por el suelo y paredes llenas  de poemas. La expresión  filosófica  final ante un mundo insoportable, arrogante, cruel. Nadie más que él y sus alucinaciones lo acercaron tanto a Darío, Poe, Vallejo.

Carlos convirtió las paredes de su casa en un enorme poemario. Poemas Graffiti y dibujos alegóricos  a la muerte, la esperanza, la soledad hacen juego con esta singular expresión final del poeta.

Quizás este poema en la pared que leía continuamente lo transportaba a sus días de juventud. La época de oro del  género humano, cuando el tiempo transcurre fugaz, intenso.

1 Junio 1994
(Poema escrito en la pared de su casa en Altamira)

Hoy, mi mente fue presa de una insólita reflexión:
Llevo ya días, semanas, meses sin ver a una mujer
Preñada.
¿Es que retornó la edad de oro?
¿La extinción del género humano?
¿Y solo bestias simples, puras poblaran la tierra?
CMR

El hombre tiene mala levadura
más el alma simple de la bestia es pura

(Los motivos del lobo – Rubén Darío)

Carlos Martínez Rivas, uno de los llamados “tres Ernesto”, (generación del 40) Ernesto Cardenal y Ernesto Mejía Sánchez; solamente se esforzó en la edición  de una obra… los últimos libros publicados antes de su partida fueron proyectos impuestos al poeta. Un libro de poesía estéticamente y temáticamente divino editado en México con la libertad deseada.  Con su “La insurrección Solitaria”, 1953, Carlos,  volvió a lo introspectivo y sublime. Fue  juez y verdugo de sí mismo… Juntó amor y dolor con maestría inigualable.

Poeta irreverente, atormentado, sumamente crítico, a veces resentido, Martínez Rivas, llevó su rebeldía ante la vida a las últimas consecuencias. Los poemas de tristeza y de dolor de Darío y los extremadamente fríos y mundanos de Baudelaire, fueron para él pasmosas vivencias. Fue un practicante fiel. Meditabundo por naturaleza, investigador acucioso, Carlos, se negó a publicar otro libro después de  “La insurrección Solitaria”, quizás porque era enemigo de la gloria, aunque si era un enamorado de lo excelso y sublime. Perfección e inspiración pura, eran sus premisas.

Algunos poetas y escritores han dicho que Carlos, se decía influenciado profundamente por Baudelaire, Burns, Villon. Quizás a los que más se pareció en sabiduría y el accionar vital fue a Darío, Verlaine, Vallejo.

Carlos Martínez Rivas, nació en Guatemala por accidente. En esos tiempos  los países centroamericanos  eran todavía placenteros y bucólicos parajes, convulsionados por guerras intestinas y bochornosas intervenciones de Estados Unidos. Su infancia y adolescencia las vivió en la colonial ciudad de Granada, Nicaragua, ciudad cuna del pensamiento conservador y de políticos adeptos al tradicional partido, una de las paralelas históricas de esa nación.

Poco se sabe de los recuerdos infantiles del poeta, pero, seguro que su medio estaba impregnado de prejuicios y códigos morales rígidos en una sociedad provincial, acomodada a las costumbres españolas. En  contraste con este medio poco atractivo para un poeta, allá, al otro lado del mar, estaba  la libertad y hedonismo de Paris, Madrid, Roma. Su medio quizás fue  para él opresivo e hipócrita. Y como Rubén Darío, desde muy joven dejó familia y casa y se lanzó a recorrer el mundo. Amante de tertulias y vinos, se entregó a una desenfrenada marcha contra el tiempo.

Poema “Tom-Boy and little-women”:
“No nos equivoquemos sobre este punto.
Las niñas marimachas, chinvaronas, tom-boys
como se diga que juegan solo con muchachos,

béisbol de lustradores trepadoras de rodillas raspadas
con cicatriz visible y permanente en la ceja izquierda
impresa contra el filo de la piedra
de la poza absoluta de la infancia;
son sensibles, intensas bajo sus overoles,
y despliegan más tarde mamalias adorables
y hacen hombre al hombre porque lo trataron
desde niñas y se lo saben desde dentro,
y ya adultas le amortiguan todo lo que
es demasiado duro, pulido e hiriente
como ebanistería enemiga.
Pero las otras, mujercitas, little woman, damitas
como se diga
que juegan con muñecas y bordan y cocinan de mentira,
son más tarde mezquinas ecónomas que esconden senos, ínfimos, metálicos y devienen
espeluznantes cónyuges, paridoras de futuros
misóginos, como aquel desdichado que menciona
el doctor Robert Burton en Anatomy of Melancholy,
que no salía nunca, y cuando en su alta alcoba
alzaba los vasillos, asomándose al tumulto de Londres,
si divisaba apenas una sombrilla o un talle,
rompía a vomitar.

Martínez Rivas, captó los horrores y errores de su tiempo. Enemigo de la mentira y la falsedad, huía de la lisonja y servilismo, pero disfrutaba de la buena crítica y análisis profundo del arte. Como otros poetas fue un mal administrador. Jamás supe de que hubiera recibido ganancias de la publicación de su libro y menos de las reimpresiones. En sus últimos años de vida fue abandonado a su suerte.

“Mundo”
“Dios hizo el agua
El diablo la echó en el vino

Dios hizo la ventana
abierta para el hombre
interior
El diablo la puerta
cerrada para el de afuera

Dios hizo el pan
El diablo su precio

Dios hizo las mejores
palabras ocultas
El Diablo las que sobran

Dios nos hizo juntos
El diablo nos falsificó
separados

Dios te hizo una
El diablo otra

Yo te esperaba
Pasaste sin mirarme.
Te escribí entonces un epigrama
como una ortiga.
Pero, ay, tu no lo leerás.
Tú nunca lees versos, mi niña!

La madrugada del 16 de Junio 1998, terminó con toda una era de poesía en Nicaragua. Con la muerte de Carlos se terminó la insurrección que comenzó Darío un siglo antes. Con su muerte vino su gloria. Resucitó y venció.

En 1954, un año después de la publicación de la “Insurrección Solitaria”, Octavio Paz, premio Nobel de Literatura, escribió sobre Martínez Rivas, una de los más acertados y visionarios comentarios sobre el joven bardo nicaragüense residente en México y la “Insurrección Solitaria”. Bajo el título de “legítima defensa”, el premio Nobel expresa su admiración y complacencia con Martínez Rivas:

“Ahora, tras años de vagabundeo (dudando siempre entre “aprender a sentarse y empezar a tener una cara” o continuar la lucha con la poesía sin incurrir en el poema), con un gesto contradictorio, hosco y cordial a un tiempo, Carlos Martínez Rivas nos ofrece su primer libro: La Insurrección Solitaria”. ¿Una nueva versión del poeta rebelde? Sí y no. Rebelión y aislamiento pero también búsqueda y reconocimiento de sí mismo y del mundo. A diferencia de otros rebeldes, Martínez Rivas no quiere ser dios, ángel o demonio; si pelea, es por alcanzar su cabal estatura de hombre entre los hombres. Su rebelión es contra lo inhumano. La rebelión solitaria es legítima defensa, pues ahí, enfrente actual y actual como la policía, la propaganda o el dinero, se alza la ola de la tontería, la ola tumultuosa de los tontos, la ola atestada y vacía….
(“Las peras  del Olmo”, 1983. Fragmento)

Un cometario muy interesante y que refleja el intrincado mundo de Martínez Rivas, hizo José Coronel Urtecho en una extensa entrevista realizada a raíz del triunfo Sandinista, por el periodista Manlio Tirado.

Dijo Coronel de Carlos: “Vive en un su mundo poético como ningún otro, muy intenso y muy valioso y muy importante, muy total, pero todo es conforme le vaya a su situación y a su mundo donde él se mueve.
Yo he estado muy bien con él siempre, porque lo he querido mucho y he creído mucho en él. Es en él que más creo de todos. Creo en todos los poetas nicaragüenses de nuestra generación, de nuestra época, desde que aparecemos Cabrales y yo, al que más admiro es a Carlos, porque sus capacidades me parecen enormes y su realización también y su obra me parece significativa. Aunque todo ese sucede en su mundo de él, que no es un mundo puramente poético, de una poesía hermética e inabordable; tiene también mucho de elementos vitales, de su vida, de su mundo, de sus experiencias y de su país, que es su mundo de él, pero lleno también de este mundo”.

Un poema poco conocido de Carlos Martínez, es “El paraíso recobrado”, el cual  publicó en 1943, cuando el poeta contaba con 19 años de edad; solamente una década después publicaría  su obra maestra “La insurrección solitaria”.

Carlos Martínez Rivas, dejó una abundante obra dispersa en revistas y periódicos, suplementos literarios.

Otra parte de su obra inédita está en manos de amigos y admirados. En los años que precedieron a su muerte trabajaba, según me dijo en 1995 (la última vez que lo vi), en un segundo libro, que si lo terminó. Posiblemente sea publicado en un futuro.


I am the Empire at the end of decadence
That watches the great white Barbarians go past…
(Paúl Verlaine 1844-1896)

JALuna

North Plainfield, New Jersey, Estados Unidos.
Verano de Carlos, Julio de 1998.
 

Texto publicado originalmente en www.nicaraguahoy.info de Alvaro Bagnarello,

Costa Rica, Centroamérica.