Por José Antonio Luna

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Indiscutiblemente que Gabriel García Márquez, es el novelista extraordinario del Realismo Mágico-Boom Latinoamericano-pero su carrera de escritor fue engendrada por su amor y dedicación al periodismo especialmente el reporterismo. Con la aparición del libro EL ESCÁNDALO DEL SIGLO (Vintage en español, 2018) con un prólogo de Jon Lee Anderson se reivindica al Gabo periodista desde su juventud hasta su etapa de “escritor maduro y consagrado”. “Esta antología pretende ser la muestra más representativa de la tensión narrativa entre el periodismo y la literatura que recorrió toda su trayectoria como reportero. Cubriendo cuatro décadas, este delicioso viaje través de medio centenar de textos muestra como “el mejor oficio del mundo” está en el corazón de la obra del premio Nobel colombiano” dice en una parte de la presentación el editor. También la publicación de esos cincuenta textos periodísticos de Gabo confirma que algunos laureados y famosos escritores y poetas antes de ser famosos como vates, novelistas y ensayistas, ejercieron intensamente el “mejor oficio del mundo”. GABO para no dejar dudas de su estatus vitalicio de periodista dijo: “No quiero que se me recuerde por Cien años de soledad, ni por el premio nobel, sino por el periódico…Nací periodista y hoy me siento mas reportero que nunca. Lo llevo en la sangre, me tira”. Entre los cincuenta textos periodísticos de EL ESCANDALO DEL SIGLO esta el reportaje sobre el asalto al palacio Nacional de Nicaragua en agosto de 1978, por un comando guerrillero del Frente Sandinista de Liberación Nacional, FSLN. Lo magnifico, lo excepcional de Gabo es que nunca quiso desvincularse del periodismo, pese a su exitosa carrera de escritor después de la publicación de Cien años de Soledad en mayo de 1968, obra que fue un éxito de librería, siguió escribiendo reportajes para periódicos y revistas.  Gabo ganó el Nobel de Literatura en 1982, meses antes-no había ningún indicio de que el hijo del telegrafista de Aracataca ganaría el nobel ese año – fue publicado “El Olor de la Guayaba” conversaciones con Plinio Apuleyo Mendoza, libro revelador de las intimidades del periodista y escritor. En sus conversaciones con su amigo desde la juventud, Gabo devela sus influencias literarias, su apego a la familia, a sus amigos entrañables, a su terruño, sus manías, supersticiones y su soledad…y cómo fue que se convirtió en un escritor obsesivo. Y como por casualidad dice comenzó a escribir: “Empecé a escribir por casualidad, quizá solo para demostrarle a un amigo que mi generación era capaz de producir escritores. Después caí en la trampa de seguir escribiendo” … El premio nobel, aunque lo convirtió en el personaje imprescindible del “Realismo Mágico”, no lo desvinculó del periodismo. La fama y la fortuna que le cayó de pronto no logró desvincularlo del periodismo y los periodistas, porque el periodismo fue “en cierto modo su primer amor y, como todos los primeros amores, el más duradero” …esta profesión le aportó el primer sustento como escritor, algo que él recordó siempre, su admiración por el periodismo lo hizo proclamar con su característica generosidad y sin ninguna reserva que era “el mejor oficio del mundo”. Gabriel García Márquez, hay que recalcarlo, comenzó a ser conocido como periodista antes de que tomara en serio el oficio de escribir cuentos y novelas. Fue en su etapa de articulista en el Heraldo de Barranquilla cuando Gabo, alternó sus tiempos en trabajar en periodismo y escribir literatura. “Fueron años felices y formativos-primeros años de la década de 1950- rodeado de otros jóvenes creadores-escritores, artistas, bohemios-que llegaron a ser grandes amigos y formaron el llamado “Grupo de Barranquilla”. En esa época Gabo vivía en un hotel de paso, firmaba una columna bajo el seudónimo de Septimus y terminó su primera novela, “La hojarasca”. Después del experimento de Barranquilla, Gabo, regresó a Bogotá para trabajar en El Espectador, el periódico donde había publicado sus primeros cuentos cortos. Para ese tiempo hizo crítica de cine y reportajes especiales hasta que en 1955 con el “Relato de un náufrago” se convirtió en un cronista de renombre nacional e internacional. Después de ese gran reportaje sobre el náufrago, fue delegado como reportero itinerante de “El Espectador” de Guillermo Cano en Europa. Así comenzaron las correrías del poco conocido escritor por Francia, Italia, Austria y otros países incluyendo los del “talón de hierro” bajo el control de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, URSS. Después de ganar el Nobel de Literatura cambio todo radicalmente para García Márquez. Ya famoso tuvo que moverse con perfil bajo en los lugares donde era invitado a cenas, conferencias, exposiciones, etc. Pero su inquietud por el periodismo era un motor invisible que lo llevaba a pensar en no dejar sus vínculos con el “el mejor oficio del mundo”. Así fue como en 1998 en vísperas del nuevo siglo utilizó parte de sus ganancias por la venta de Cien años de Soledad y del Nobel de literatura para comprar la revista “Cambio”. Relanzó la revista con un equipo de reporteros y editores para sentir el olor a tinta y el tecleo de las máquinas de escribir. “En Cambio publicó algunas de sus últimas piezas periodísticas, por ejemplo, un perfil de la cantante barranquillera Shakira y otro del en ese entonces caudillo Venezolano Hugo Chávez”. Para reforzar su afirmación de que el periodismo fue su herramienta primaria para la elaboración de sus historias-cuentos y novelas-García Márquez declaró en una entrevista que “esos libros tienen tal cantidad de investigación y de comprobación de datos y el rigor histórico, de fidelidad a los hechos, que en el fondo son grandes reportajes novelados o fantásticos, pero el método de investigación y de manejo de la información y los hechos es de periodista.” La publicación de “EL ESCÁNDALO DEL SIGLO” es una prueba de que algunos grandes escritores fueron acuciosos periodistas que crearon celebres relatos en base a sus investigaciones, entrevistas, observaciones de viajes, etc. Entre estos periodistas que se convirtieron en celebres escritores están: El precursor del periodismo latinoamericano, el poeta nicaragüense Rubén Darío (1876-1916), eterno cronista del periódico La Nación de Buenos Aires, Argentina, quien vivió de su salario de periodista porque de la poesía no se vivía en sus días como tampoco ahora.  El famoso escritor Emile Ludwig antes de publicar sus famosas libros de biografías fue periodista, gran entrevistador. Mark Twain fue periodista y son famosas sus crónicas de viajes. Charles Dickens, Rudyard Kipling, Edgar Allan Poe, Ernest Hemingway también fueron periodistas antes de ser famosos por sus ficciones. Gabriel García Márquez, siguió los ejemplos de esos famosos escritores y demostró que la mancuerna del buen periodista y la creación de buena literatura es posible.

MI ENCUENTRO CON GABO EN LA HABANA

Personalmente comprobé el hilo mágico que unía a García Márquez con los periodistas. Este encuentro no anunciado ocurrió una tarde de verano de 1978 en la “Villa Lenin” de la Habana, Cuba, cuando, sin presentarnos nadie, sin ningún intermediario, por esas coincidencias mágicas, intercambiamos un abrazo, palabras fraternales y un pedazo valiosísimo de papel como señal de su afecto de periodista. Ese encuentro furtivo y el abrazo solidario de GABO me impactaron profundamente porque como dije nadie nos presentó. Pero él con su olfato de periodista descubrió que solo un periodista se atrevería a gritarle a otro después de romper la barrera de guardaespaldas de Fidel Castro: “soy periodista”. El grupo que lo acompañaba a él y a Fidel no esperaban seguramente la reacción de Gabo ante mi grito.  Dejó a Castro y a los otros funcionarios cubanos que lo acompañaban y se vino hacia donde estaba yo para como un viejo amigo preguntarme, ¿Como estás? En respuesta le dije: me llamo Antonio Luna soy periodista nicaragüense.  Se tocó su guayabera acomodándose un lapicero y como un padre con su hijo me puso su brazo derecho sobre el hombro y comenzamos a caminar. Durante el corto encuentro que observaba de lejos Castro me hizo preguntas sobre mi estadía en Cuba y me reveló su admiración por nicaragua. Me invitó a estar esa tarde en un diálogo con intelectuales que ocurriría en un teatro de la Habana. Yo sorprendido de su cordialidad y para conservar un recuerdo de su muestra de simpatía le dije que me escribiera un mensaje para el pueblo de nicaragua. Le di mi libreta y Gabo escribió: “un abrazo y saludo fraternal al heroico pueblo de nicaragua” y firmó. Cuando me extendió la pequeña libreta con su mensaje me abrió sus brazos y me dio un abrazo fuerte que he sentido siempre y me susurro al oído “cuídate”. Me quedé inmóvil viendo cómo se unía a la comitiva de Fidel … esa tarde inolvidable de verano caribeño García Márquez -el ya famoso escritor- me demostró con su acción de dejar a Fidel Castro para conversar conmigo que nunca dejaría de ser periodista.

JALC/octubre 2019.